Vargas Llosa pide una receta para no salir en la revista ¡Hola! de España

El escritor peruano Mario Vargas Llosa durante la presentación de su última novela, 'Cinco Esquinas'.

El escritor peruano Mario Vargas Llosa durante la presentación de su última novela, 'Cinco Esquinas'.

El escritor peruano Mario Vargas Llosa durante la presentación de su última novela, 'Cinco Esquinas'. Foto: EFE

El escritor Mario Vargas Llosa no lleva bien el interés de la prensa del corazón por su relación sentimental con Isabel Preysler, una de las reinas del papel couché en España, y se vio en Madrid que también se siente incómodo cuando le preguntan por su aparición en las portadas de las revistas rosas.

"¿Qué tendría que hacer para no aparecer en ¡Hola!? Si usted me da una receta, se lo agradecería", dijo a un periodista que en la presentación de su nueva novela, 'Cinco esquinas', le preguntó si, de enemigo de esa publicación en su ensayo 'La civilización del espectáculo' (2012), se había convertido ahora en cómplice.

"Si yo pudiera elegirlo, no aparecería en ¡Hola!. Me gustaría aparecer en las revistas literarias, que es mi mundo", manifestó unas semanas después de haber concedido junto a Preysler una entrevista a esa publicación, la primera como pareja, que fue portada en febrero.

El Premio Nobel de Literatura, que a finales de mes cumple 80 años, asegura sin embargo sentirse incómodo con la atención que le brinda la prensa del corazón. "Salir y tomar un café ya no lo puedo hacer porque hay fotógrafos que me persiguen no sé para qué", lamentó.

Detrás de todo ello ve "un problema cultural muy serio". "Hay mucha gente que quiere ese material, la vida en rosa", dijo. En 'Cinco esquinas' (Alfaguara), que saldrá a la venta el jueves en España y América Latina, el escritor peruano arremete precisamente contra el periodismo sensacionalista, además de contra el pasado reciente de la política de su país.

"El amarillismo refleja una cultura en la que el entretenimiento ha pasado a ser el valor predominante", reflexionó hoy. Ahora, "el peligro para el periodismo viene de adentro, empujado por una exigencia de un público cada vez más interesado en el entretenimiento, que a través del periodismo llega al amarillismo".

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