Cada pecera es una vitrina que muestra la riqueza de las profundidades del mar de Santa Elena. Detrás del vidrio se dibujan pequeños arrecifes de corales que son el hábitat de unas 60 especies.Aves, mamíferos, peces, reptiles y extraños crustáceos conforman el acuario de Valdivia, ubicado en la Ruta del Spondylus.
fakeFCKRemoveEn esta galería marina de las cálidas aguas del Pacífico sur se puede observar a la peculiar langosta chata. Distinta a la langosta común, de largas antenas, la también conocida langosta zapatilla es similar a una roca gris. Su color le permite mimetizarse con la arena del fondo del mar.
Un caparazón reseco adorna su estantería. “Este animal muda su coraza cuando crece y puede medir hasta 30 centímetros”, cuenta el guía David Cedeño.
Con apenas 11 años, David conoce a la perfección cada animal. Él es parte del club Amigos de Valdivia, que capacita a niños y jóvenes para acompañar a los turistas en los recorridos.En otra pecera, el guía muestra la concha Spondylus. Posada sobre una ostra, una pelusa rojiza la cubre. Para los primeros valdivias era valiosa y la usaban como una moneda o en el truque. Hoy está en peligro de extinción.
Gran parte de las especies fue encontrada por pescadores en el islote El Pelado, cercano a Valdivia (Santa Elena). De ahí proviene la anémona común, un animal de 15 centímetros que con sus tentáculos opera como filtro del ecosistema marino-costero.
En medio de las rocas de otra estantería se pasea el cangrejo perro. Su nombre se debe a que sus grandes quelas simulan los colmillos de un perro bulldog.
A la galería se suman el cangrejo ermitaño, que busca un caparazón para habitar, puesto que nace sin él; y el camarón brujo, de gran tamaño, pero no comestible por el veneno que segrega.
A cada paso, los visitantes descubren especies que cautivan. María y Tatiana Silva vieron la danza de los caballitos de mar en busca de las larvas de camarón.
De apenas 30 centímetros de largo y de tonos dorados y bronce, los caballitos pueden tener de 100 a 400 crías. Y existen unas 32 especies distintas.
Los colores azulados y rojizos de las estrellas de mar capitán cautivaron a los franceses Veronique y David Hadded. “Estas tienen dos estómagos y comen erizos”, decía el joven Álex Floreano, mientras Mailley Midrel traducía al francés cada frase.
También vieron minuciosamente la osamenta de un ballenato. Una cría de ballena jorobada, de 5 metros, varó hace tres años en la playa de Curía.
El acuario es, además, refugio de animales en riesgo, como pepino de mar, cocodrilo, caimán enano y la tortuga de montaña. Los tres últimos viven en la reserva de Loma Alta y están en el Libro rojo de especies en peligro.
Un gran estanque de agua salada es el sitio de peces multicolores, entre ellos el mariposa barbera, que nada junto con las tortugas carey o pico de halcón.
El chapoteo en otro estanque capta la atención de los visitantes. Es el sitio de los pinguinos de Humboldt, que se deslizan por su resbaladera. Esta especie es de Perú. Pero hace tres años Óscar, un pinguino de unos 11 años, fue encontrado en Salinas. Hasta ahí llegó arrastrado por la corriente. Ahora son tres.
Cerca reposa un lobo marino. Hace seis meses fue encontrado en la comuna Montañita y en el acuario se recupera. A diario lo alimentan con 50 sardinas para alcanzar un peso de 50 kilos.
El biólogo Luis Reyes, director del lugar, dice que el acuario también es hospital. Piqueros patas azules, gaviotas de Franklin y pelícanos con serias heridas reciben cuidados especiales para poder retornar a su hábitat.
Dos años sin el nuevo acuario
Las cabañas de caña y madera, en donde funciona actualmente el Acuario de Valdivia, son un sitio provisional. Luis Reyes, administrador del lugar, explica que en septiembre del 2008, el Ministerio de Turismo inició la construcción de un nuevo lugar en un terreno de 1 190 m².
La obra debió estar lista a fines del 2009, pero el plazo no se cumplió. La justificación de los encargados fue el retraso en la importación de acrílicos.
Hace pocos meses la obra concluyó. Sin embargo, tras una inspección, los administradores del acuario identificaron fallas.
Los acrílicos de los tanques, por ejemplo, no soportan la presión del agua, por lo que hay fugas. Además, la sombra es insuficiente en las áreas donde las especies más la necesitan.
En el portal web del acuario, los directivos responsabilizan de las fallas a la consultora Ecobiotec y a la constructora Grouprema y piden a la Subsecretaría de Turismo que mejore el lugar.