Los pasillos del Centro de Salud Nº1, en Ibarra, están llenos. El lunes arriban cientos de hombres, mujeres, personas de la tercera edad y escolares para vacunarse, realizarse chequeos médicos de rutina o recibir atención odontológica.
Frente a la sala de vacunación se encuentra Sara Rosero. Ella es una comerciante independiente de productos de primera necesidad. “Me dijeron que aquí contaban con vacunas contra la influenza AH1N1. Vine para averiguar si podía beneficiarme, pero me dijeron que aún no. Es lamentable porque por mi trabajo debo viajar a diversos sitios y tratar con todo tipo de gente. Tengo tres hijos pequeños y temo contagiarme”, dice.
Martha Mendoza, directora del Área de Salud Nº 1, que cubre los cantones Urcuquí, Ibarra y Pimampiro, aporta con más detalles sobre este tema.
“Las 8 000 vacunas contra la influenza llegaron a Ibarra a finales de marzo. Primero fueron inmunizados los trabajadores públicos y privados del sector Salud. En la segunda fase, continuamos con las mujeres embarazadas y los pacientes con enfermedades crónicas. La semana anterior empezamos con grupos diversos: Policía, Bomberos, Cruz Roja, transportistas, periodistas, entre otros”.
Hasta el viernes pasado, según Mendoza, se habían inoculado más de 4 000 dosis en los seis cantones de Imbabura. “Hasta ahora no hemos registrado reacciones negativas”.
Esta campaña de vacunación también incluirá una cuarta fase, la cual se cumplirá a partir de junio próximo. Incluirá a los niños y niñas de entre 6 meses y 5 años de edad.
Entre tanto, las campañas sanitarias para prevenir la influenza A se mantienen en algunas instituciones públicas y privadas. En el SRI, por ejemplo, un guardia de seguridad provee de gel desinfectante a todas las personas que entran al edificio para realizar sus trámites.
“En la mayoría de oficinas públicas y privadas, universidades y colegios solo se colocaron los envases de los desinfectantes, que están vacíos. Es como si la gente hubiera dejado de preocuparse por este mal”, comenta Diego Narváez, comerciante .