Una nueva vacuna podría servir para combatir la adicción a los opiáceos

Imagen referencial. Los investigadores han conseguido preparar una vacuna que combate los efectos del fentanilo, un potente analgésico responsable de un número creciente de muertes en EE.UU. Foto: Pixabay

Imagen referencial. Los investigadores han conseguido preparar una vacuna que combate los efectos del fentanilo, un potente analgésico responsable de un número creciente de muertes en EE.UU. Foto: Pixabay

Imagen referencial. Los investigadores han conseguido preparar una vacuna que combate los efectos del fentanilo, un potente analgésico responsable de un número creciente de muertes en EE.UU. Foto: Pixabay

Un grupo de científicos de EE.UU. ha hecho importantes progresos para lograr una vacuna que podría servir para combatir la adicción a los analgésicos opiáceos, responsables de un número creciente de muertes y cuyo consumo ha sido calificado de "epidemia" por las autoridades del país.

El equipo, dirigido por el prestigioso científico Kim D. Janda, presentó este 21 de agosto del 2017 su trabajo durante un encuentro de la Sociedad Estadounidense de Química (ACS, por su sigla en inglés), una organización sin ánimo de lucro que potencia la investigación científica en el campo de la Química.

Los investigadores ya han conseguido preparar una vacuna que combate los efectos del fentanilo, un potente analgésico responsable de un número creciente de muertes.

Ahora, están desarrollando una nueva vacuna que podría servir para luchar contra el fentanilo y también contra la heroína.

"Existe una necesidad urgente de descubrir medicamentos efectivos para tratar la adicción a las drogas", opinó Janda, según recoge una nota de prensa de la Sociedad Estadounidense de Química.

De acuerdo con el comunicado, los científicos han hecho progresos, pero se enfrentan a importantes retos, pues las moléculas de los opiáceos son muy pequeñas y no pueden ser reconocidas por el sistema inmunológico.

Para solucionar este problema, mediante la vacuna, los científicos buscan vincular las pequeñas moléculas de los opiáceos a otras moléculas más grandes, como las proteínas, con el objetivo de que el sistema inmunológico pueda detectar a estos agentes nocivos y luchar contra ellos.

El consumo de heroína en Estados Unidos alcanzó su punto álgido en la década de 1970 y 1980, pero en los últimos diez años, el número de muertes por sobredosis se ha casi cuadruplicado en el país debido, en parte, a la creciente adicción a los medicamentos contra el dolor como OxyContin o Vicodin.

Una vez que los estadounidenses se hacen adictos a los opiáceos, optan por la heroína, mucho más barata que los medicamentos en el mercado negro.

Además, en los últimos años, las autoridades de Estados Unidos han observado un incremento en el consumo de fentanilo, un analgésico de polvo blanco que es entre 30 y 50 veces más potente que la heroína y que los toxicómanos suelen mezclar con otras drogas para aumentar su potencia.

Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, los opiáceos (en los que se incluye la heroína) fueron responsables de 33 091 muertes en 2015. 

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