El presidente de la Comisión Interventora, Jorge Kalil, tuvo que elevar la voz ante los medios de comunicación convocados para explicar algunas cifras alcanzadas en estos 24 meses. Foto: Francisco Flores/ EL COMERCIO
El estruendo de gritos y tambores llegó hasta la sala de sesiones, en el edificio del rectorado de la Universidad de Guayaquil. Ahí, la mañana de este jueves 22 de octubre de 2015, se presentó el informe por los dos años del proceso de intervención a este centro de estudio, pedido por el Consejo de Educación Superior (CES) en octubre del 2013, tras detectar varias irregularidades administrativas y académicas.
El presidente de la Comisión Interventora, Jorge Kalil, tuvo que elevar la voz ante los medios de comunicación convocados para explicar algunas cifras alcanzadas en estos 24 meses.
Una inversión de USD 1,2 millones becas de maestrías y doctorados a docentes, 308 nuevos docentes titulares seleccionados hasta septiembre por concursos de méritos y oposición, pasar de cero a 55 proyectos de vinculación y culminar el año con una ejecución presupuestal del 85%, fueron algunos de los datos que mostró.
Pero los gritos cada vez eran más fuertes. En los exteriores, grupos de docentes y estudiantes se amontonaron para pedir el fin de la intervención. Esto ante el anuncio del CES de ampliar el plazo por 10 meses más, hasta el 10 de agosto del 2016.
César Pazmiño, presidente electo de la Asociación de Profesores de la U. de Guayaquil, dijo que se debe replantear la hoja de ruta para mejorar el área académica del centro de estudios. “Queremos que se reestablezca un proceso que en poco tiempo saque adelante a la universidad. Respetamos al régimen constituido, pero el estamento universitario, docente, administrativo debe tener más participación”.
Kalil, desde una sala repleta por decanos, representantes estudiantiles, maestros y hasta guardias de una compañía de seguridad privada, respondió con más cifras. Dijo que pasaron de 35 a 75% de docentes con títulos de maestrías, de cero a casi 300 publicaciones en revistas indexadas, de cero investigaciones a 112 proyectos presentados…
Y subrayó que están dispuestos a un debate con ideas y no a gritos. “La universidad ha avanzado tanto en tan poco tiempo (…) Sé que en la parte inferior (en la protesta) hasta tomates tienen para generar algún nivel de alboroto. Quieren regresar a la vieja universidad”, dijo Kalil, quien por asuntos familiares presentó su renuncia a mediados de este mes.
Este cargo será ocupado, temporalmente, por Enrique Santos, miembro del CES. Para Santos, uno de los trabajos inmediatos en estos próximos 10 meses será la acreditación institucional. La U. de Guayaquil fue ubicada en la categoría D, la última escala dentro del ranking del Ceaaces. La meta de las autoridades es llegar, al menos, a la categoría B.
Santos además recalcó que respaldarán la permanencia de Roberto Cassís en el rectorado de la Universidad de Guayaquil. Esto frente a los reclamos que surgieron entre docentes y alumnos que piden la elección de nuevas autoridades, ya que, argumentan, el actual rector no contaría con título de PhD, uno de los requisitos que determina la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) para ocupar el cargo.
Cassís tiene un año en el cargo. Fue nombrado por el CES. En un comunicado, la universidad explica que la Disposición Transitoria Décima Primera de la LOES contempla que ese requisito entra en vigencia en un plazo de cinco años a partir de la promulgación de esta Ley.
Además existe una disposición de mayo pasado del CES que establece que las autoridades podrán permanecer en sus cargos hasta ser legalmente reemplazados, “incluso si este plazo supera la fecha establecida por la LOES para que los rectores y vicerrector o vicerrectores académicos posean el grado de doctor, equivalente a PhD”. Esta mañana, Santos reafirmó el apoyo a Cassís.