Entrevista a Fausto Gabriel Trávez, arzobispo de Quito.
Usted llega al Arzobispado de Quito en un momento conflictivo para el país en lo concerniente con las libertades como la de comunicación y otras que están en peligro. ¿En estas condiciones es posible fraternizar de acuerdo con sus intenciones?
Con mis vecinos, el presidente Rafael Correa y el alcalde Augusto Barrera, espero tener buenas relaciones, independientemente de lo que piensen o quieran hacer.
También habla de fraternizar sin hacer política partidista, ¿hay condiciones para eso en el país?
Sí es posible. La clave está en dialogar, pero también hay que ceder aunque sea un poco.
¿Solo ceder desde el lado de la gente, qué pasa con el Gobierno no hay apertura?
Hay que aprender a ceder mutuamente. No voy a juzgar en este momento qué es lo que diga él (Correa), sino tengo que predisponerme a recibirlo con afecto y a decirle que aprenda a escuchar.
En estos días el proyecto de la ley de universidades está en pleno debate, ¿cuál es su posición al respecto?
Existe una cantidad de leyes que hablan de la autonomía de las universidades. Y esta autonomía ha dado grandes éxitos. Pero hay que controlar otros sistemas de formación, los pénsum y más.
¿Esa autonomía es buena siempre que se maneje con responsabilidad?Controlada, pero no impuesta. Controlarla para que no haya favoritismo ni exista un ente universitario en una casa cualquiera. Yo también fui profesor universitario, pero no formé repetidores sino investigadores que aporten al crecimiento del país.
Al respecto, ¿están las universidades católicas aportando al desarrollo del país?
Hay la posibilidad de mejorar en todo. Según el sistema tradicional, un buen profesor es el que dicta y el alumno copia, y el examen se refiere al dictado. Pero hay que incentivar la investigación. Yo hice eso, por ejemplo, cuando daba ética en Ambato. Eso permitió descubrir cosas como que en una fiesta se gastaba tres veces más en alcohol que normalmente en leche. Hay que revisar el pénsum y la forma de enseñar.
Entonces, ¿la universidad en general debe aterrizar y partir de esas realidades?
Pienso reunirme con algunos rectores universitarios y decirles que necesitamos nuevas profesiones. Por ejemplo, asistentes veterinarios y tecnólogos en cultivos .
¿Eso debiera buscar la nueva ley de universidades?
En vez de politizar esto, debiera buscar tecnólogos especiales y carreras intermedias. En mi tiempo, el bachiller era casi un profesional, pero ahora es simplemente el que tiene un certificado para seguir estudiando. En la metodología más vale la motivación que el castigo o la prepotencia.
¿Como está concebida esta nueva ley, va a incidir en la orientación religiosa?
Sí y por eso la Conferencia Episcopal hizo varias sugerencias. La Iglesia Católica tiene principios morales fundamentales que no se pueden renunciar. Por eso, por ejemplo, el aborto y el matrimonio de gays no son negociables. Respetamos a quienes optan por eso, pero no podemos aprobarlo.
Ante una realidad que está allí, ¿cuál es la posición de la Iglesia Católica?
La iglesia no puede obligar a nadie y tenemos que respetarlos. Todos tenemos derechos y obligaciones, pero los principios morales no son negociables y no se puede legitimar lo ilegítimo.
¿Ellos también tienen sus derechos?
Perdonen la comparación. Creen que nosotros, sacerdotes y religiosas no tenemos atracción hacia el sexo opuesto, pero vivimos bien porque tenemos ideales. Si ellos sienten otra atracción deben tener ideales cristianos.
¿Cuál va a ser su misión ahora en el Arzobispado?
Trabajar con el clero y los 300 sacerdotes de la Diócesis y con la pastoral familiar. Si la familia y la sociedad están bien, la Iglesia marchará mejor. También me dedicaré a los jóvenes, quienes son atacados por su manera de ser.
¿En qué consistirá el primer paso ya en la práctica?
Hacerme uno con el clero, decirle que pisamos en un mismo terreno y ayudarnos. Seguiremos el plan de pastoral con la catequesis y formación de laicos.