La tecnología de última generación llegó a la Clínica de Simulación Robótica de la Universidad Central del Ecuador (UCE). Este centro incorporó 34 nuevos robots en los que los estudiantes podrán aprender sobre patologías antes de las prácticas con humanos.
Los simuladores pueden imitar síntomas y sonidos reales. Están fabricados a base de resina, cuya textura es similar a la piel y a los distintos órganos del cuerpo humano.
La clínica, fundada en el 2016, cuenta con 14 salas especializadas en las que los estudiantes de distintas carreras médicas pueden aprender sobre procedimientos en consulta externa, pediatría, cardiología, primeros auxilios, ginecología, obstetricia, entre otros.
Los insumos fueron donados por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) y fabricados por la empresa Kyoto Kagaku y llegaron como parte de un estudio sobre enseñanza médica. Según el doctor Ángel Alarcón, coordinador del centro, esto permitirá que los estudiantes tengan sus primeras experiencias médicas con robots antes de acercarse a los pacientes.
El médico explica que estos simuladores no solo sirven para los estudiantes de pregrado, sino también para especializaciones y posgrados, pues dan a los doctores la posibilidad de adquirir destrezas técnicas.
En la sala de consulta externa hay dos simuladores en los que se pueden estudiar enfermedades oftalmológicas y de oídos. Los estudiantes ingresan en grupos de seis, acompañados de un tutor y cada uno puede hacer prácticas hasta dar con la patología que causa los síntomas.
En otra área está la sala de cardiología. Allí existen robots en los que se puede simular por ejemplo un procedimiento de electrocardiograma, cómo colocar electrodos e identificar distintos tipos de arritmia. Los latidos del corazón se muestran en una pantalla y se puede cambiar el tipo de enfermedad desde una tableta manipulada por el médico.
Yutaka Masubuchi, investigador local de JICA, explica que todos los sonidos que emiten los robots fueron grabados de pacientes reales, de modo que los futuros médicos puedan entrenar el oído.
Para practicar ginecología existen robots con anatomía femenina a los que incluso se les pueden cambiar piezas de acuerdo con las semanas de gestación o tipos de enfermedades uterinas.
También hay simuladores de bebés en los que se puede practicar atención de emergencia pediátrica, cateterización del cordón umbilical, intubación y compresión torácica.
Se espera que en las próximas semanas lleguen aproximadamente 60 nuevos simuladores. El objetivo es que estudiantes de otras universidades puedan acceder a los beneficios de usar estas máquinas. Hasta el momento ya hay acercamientos con otros centros de educación superior de ocho provincias, para que se familiaricen con los equipos.
Según explica Alarcón, se prepara un protocolo de bioseguridad para que los estudiantes puedan volver a la clínica a realizar prácticas presenciales. Durante estos meses, únicamente se ha enseñado a los estudiantes que están por acceder al internado médico para su aprendizaje.