Julio Agualongo es profesor bilingüe en la Unidad Educativa Tránsito Amaguaña, en Quito. Foto: Diego Ortiz / EL COMERCIO
Manuel Malán está consciente de que su trabajo es a contracorriente; que el kichwa, a diferencia del inglés, nunca será una lengua a la cual se acerquen miles de estudiantes que buscan ampliar sus horizontes idiomáticos.
Sin embargo, este educador con más de 15 años en el oficio asegura que no es posible dejar su labor en esta área. Una razón que se retoma fuerza en estos días, cuando se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna (21 de febrero).
Para esta ocasión, el mensaje de la Unesco es claro en este ámbito: “el pleno respeto hacia el uso de la lengua materna en la enseñanza y el aprendizaje y la promoción y preservación de la diversidad lingüística”. Malán, quien da clases a una docena de estudiantes, cree que la educación en kichwa es una necesidad para romper barreras que impiden a los indígenas mejorar académicamente.
El lingüista Patricio Torres explica que la educación en kichwa es la que cuenta con mayor difusión dentro de los planes educativos estatales, los cuales se desarrollan en zonas de difícil acceso y poco interés por parte de instituciones privadas.
A su criterio, urge pensar en lenguas como el sia pedee y el zápara, catalogadas como lenguas en situación crítica por el Atlas de la Unesco. El documento incluye otras 12 lenguas, distribuidas en rangos que van desde ‘vulnerable’ a ‘extinta’: huao terero, cofán, achuar, andoa, awap’it, cayapa, quichua, shiwiar chicham, shuar chicham, siona, tetete y tsafiki.
Pero este no es el único punto a valorar cuando se trata de analizar la importancia de la difusión de las lenguas maternas para una educación universal. En este año, y tomando como referencia la Agenda 2013 para el Desarrollo Sostenible, la Unesco ha destacado el papel que cumple la niña y la mujer en los procesos de aprendizaje. La organización está consciente de que muchas de las veces, ellas son relegadas a no acceder a una educación idónea, muchas de las veces en el marco de las tradiciones de sus nacionalidades.
Lupe Pacha, profesora de kichwa que trabaja con ONG que buscan voluntarios extranjeros para laborar en Ecuador, comenta que la vida de las mujeres en los contextos indígenas todavía se encuentra atada al machismo educativo.
¿Cuál es la solución para estos casos? La Unesco tiene claro que en este punto, el gran aliado que tienen las lenguas es la Internet. La creación de plataformas plurilingües se presenta como una solución efectiva en un momento en el cual la red permite conectar a todo el mundo.
La idea de un OpenKichwa, tomando en cuenta el modelo educativo fundado por el venezolano Andrés Moreno, resulta interesante para Pacha y Malán. Ellos creen que esta herramienta les permitiría expandir las lenguas del Ecuador, mostrando al mundo que el país es más que el kichwa.
Torres, por su parte, precisa que es necesario invertir en educación de estas lenguas. Siente que la academia tiene una gran deuda ya que no se han elaborado extensos estudios en torno a la gramática o la fonética de las lenguas en peligro en el Ecuador.
Algo similar piensa el Julio Agualongo, profesor de la Unidad Educativa Tránsito Amaguaña, al sur de Quito. Afirma que se requieren textos pensados desde el pensamiento indígena, no traducciones literales que muchas veces no tienen mucho sentido. “No se está sintonizando con lo que necesitan las nacionalidades”, afirma el profesor cuyo material didáctico los construye con ayuda de sus estudiantes.