El espíritu combativo, uno de los mayores legados de Ulises Estrella

Ulises Estrella fundó el grupo Tzántzico, que cambió y revolucionó la historia del arte y la cultura de Ecuador. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Ulises Estrella fundó el grupo Tzántzico, que cambió y revolucionó la historia del arte y la cultura de Ecuador. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Ulises Estrella fundó el grupo Tzántzico, que cambió y revolucionó la historia del arte y la cultura de Ecuador. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Peatón de Quito, peatón de la vida caminando hacia una eternidad que aunque el no intuía sabía que le esperaba, caminante…

Esas fueron algunas de las reflexiones que se escucharon durante el velatorio del poeta, dramaturgo, ensayista y escritor Ulises Estrella. Para darle el último adiós a uno de los precursores del Movimiento Tzántzico, hasta la sala de velaciones acudieron sus compañeros de letra y de vida, visiblemente afectados.

Fernando Tinajero, amigo personal de Estrella y miembro del movimiento desde donde se propusieron cambiar los cánones de la academia y crear una revolución de las mentes y la cultura, aseguró que aún no se tiene la “distancia suficiente para apreciar la enormidad del legado de Ulises”.

“Fue la levadura, el promotor de movimientos culturales, estimuló vocaciones. Pero siempre rebelde, cuestionador y a la vez tierno”.

Hasta el velatorio, acudieron escritores como Abdón Ubidia, Francisco Proaño Arandi, entre otros destacados de las letras ecuatorianas.

En el acto, se recordó parte de su obra plasmada en su Poemario Esencial. Posteriormente, se entonó la canción vasija de Barro, escrita por Jorge Enrique Adoum.

Antonio Ordóñez, escritor y amigo desde la adolescencia de Estrella, también intervinó en el momento fúnebre. “Ulises fue un extraordinario concitador. A algunos les indujo a escribir, a leer, a combatir. Ese es su mayor legado , un hombre pertinaz que siempre combatió”.

La tarde de este domingo 28 de diciembre fue enterrado el cuerpo del precursos de la Cinemateca Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Esta abrió sus puertas en 1981 y él trabajó allí por 31 años.

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