Descenso en la escalera hacia los nidos de la Cueva de los Tayos de la parroquia de Gualea, en el Distrito Metropolitano de Quito. Este lugar está a 102,1 km de la capital. Fotos: Víctor Muñoz / El Comercio
Un destino lleno de misterios, leyendas y seres mitológicos, ubicado en medio de la colorida naturaleza del Chocó Andino es lo que encontrará en la Cueva de los Tayos de Pichincha, ubicada a 102,1 km de la ciudad de Quito, en la parroquia de Gualea, dentro del Distrito Metropolitano.
Para llegar allí se debe tomar la vía Calacalí-La Independencia, desviarse en la Y que conduce a Pacto, dirigirse hasta la población de Gualea Cruz, tomar la vía hacia el Chontal hasta llegar al sector de Miravalle, en el límite provincial entre Pichincha e Imbabura.
La Cueva de los Tayos está dentro de la propiedad de Hugo Morales, quien tras una caminata de 30 minutos dirige al visitante hasta el mítico lugar, habitado por una veintena de este tipo de aves nocturnas y frugívoras que tienen la capacidad de volar a través de la emisión de sonidos fuertes e interpretación del eco con los objetos que están a su alrededor.
“El graznido que emiten estas aves es tan estridente que, en culturas como la shuar, se cree que son los guardianes del Uku Pacha o inframundo, advirtiendo sobre la presencia de intrusos en la zona”, señala Sebastián Almeida Dillon, especialista en desarrollo rural de Quito Turismo.
Antes de iniciar el recorrido, se debe cambiar el calzado a botas de caucho, ya que las últimas lluvias en la región hicieron que el sendero sea lodoso. Debe también usar repelente antimosquitos, gorra y llevar botellas con bebidas hidratantes. En el camino encontrará árboles grandes de Flor de Mayo, además de árboles frutales de naranja y mandarina.
Para llegar a los nidos de los tayos, se debe descender por dos escaleras. La primera se encuentra junto a una cascada, por eso se aconseja hacerlo con cuidado para evitar resbalar por los escalones. Ya en el lugar existe un fuerte olor a amoniaco, mientras los pájaros emiten su fuerte graznido.
En la zona, Morales halló una figura de origen Yumbo, con cabeza de tayo y cuerpo humano. Esta era una cultura preincaica que habitó en el noroccidente de Pichincha entre Calacalí, Mindo, Nanegal, Nono y Lloa.
Para Almeida, ese hecho refleja el respeto y adoración que esas culturas tenían hacia estas aves. “Debemos entender la cosmovisión de los tres mundos de aquellas culturas. Esa figura es una representación del Kai Pacha (mundo terrenal). Eso quiere decir que los tayos fueron una figura de adoración, similar a lo que ocurrió con las figuras egipcias”, explica.
A más de la figura de piedra del tayo, hallaron narigueras de oro, hachas y una piedra tallada en forma de corazón. El ingreso al lugar tiene un costo de USD 5, que lo puede complementar con un almuerzo que cuesta USD 5.