Las canoas son el principal vehículo de movilidad. Foto: Alfredo Lagla / Viajar
La inclusión del complejo de humedales de Cuyabeno, Lagartococha y Yasuní en la lista de humedales de importancia mundial de la Convención de Ramsar, abrirá mejores oportunidades de promover un turismo responsable y sostenible, según los operadores turísticos de la Amazonía.
Para Patricio Herrera, director de Operaciones Turísticas en la Reserva Ecológica Yarina, que funciona cerca del Yasuní, esta decisión permitirá que se formulen mejores políticas educacionales que apunten a la conservación de los recursos naturales de la zona.
“La declaración genera un sentimiento de responsabilidad a la naturaleza. Por eso es importante apuntar a la educación como pilar de la conservación”, explicó. Según Herrera, los científicos son quienes más han aprovechado las bondades de esta región, debido a que los habitantes de esta zona usan las plantas nativas para cuidar su salud, sin necesidad de acudir a la medicina occidental.
El Opisthocomus hoatzin es considerada una ave prehistórica y un eslabón perdido. Usualmente viven en grupos, son monógamas y habitan en lagos y lagunas. Foto: Alfredo Lagla / Viajar
Para José Luis Rodríguez, presidente de la Corporación de Guías de Turismo del Ecuador, este complejo de humedales le plantea un nuevo dilema al país. Él explica que, a la par de la implementación de una política de conservación de la biodiversidad de la región, cerca de allí operan los pozos petroleros, desde donde se obtiene un porcentaje de los 545 000 barriles que produce a diario el país.
“Esta inclusión mundial del humedal erige un debate interesante sobre la conservación de la región, ya que a pocos kilómetros de este santuario natural están las petroleras”. Según Rodríguez, hay turistas que mostraron su molestia por la quema de gas que estos pozos realizan cerca de la reserva natural. “Los guías no podemos esconder esa realidad”.
Según el guía naturista Celso Cárdenas, la inclusión en la Ramsar permitiría trabajar con el Fondo Mundial para la Conservación para realizar circuitos de turismo comunitario en las diferentes nacionalidades indígenas asentadas en la zona, como la Siona, Secoya, Cofán, Kichwas, Huaorani, Shuar y Achuar.
Caimán negro que pasea en la noche en las lagunas cercanas al Cuyabeno. Foto: Alfredo Lagla / Viajar
El principal atractivo de este humedal de 770 000 hectáreas es su abundante biodiversidad. Se han contabilizado más de 200 especies de anfibios y reptiles, 600 variedades de aves y 167 tipos de mamíferos. Muchos de ellos incluso se encuentran amenazados como el delfín de río, la nutria gigante y el manatí. El número de peces todavía es indeterminado.
Puede recorrer esta reserva por agua o por tierra, en el día o en la noche, lo que le convierte en una experiencia única e irrepetible. La vía acuática es el principal modo de transporte en esta región. Es recomendable utilizar botes de remo o canoas que permiten introducirse por los cientos de brazos que el río genera en el bosque inundado, que incluso en algunos sectores pueden soportar regímenes de inundación de hasta 10 meses al año.
Si busca hospedarse, existen buenas opciones en Napo Wildlife, Sacha Lodge, La Selva, Yuturi, Yarina, entre otras. Los precios van desde los USD 200, pero varían dependiendo de la ruta y los días de hospedaje.
La principal recomendación previa al viaje es vacunarse contra la fiebre amarilla y viajar con un guía experimentado.