Los turistas también pueden probar la comida local, en este caso degustan la chicha de la comunidad de Limoncocha. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
El principal atractivo de Limoncocha es su laguna, que es catalogada por los lugareños como misteriosa. En sus aguas habitan pirañas, bocachicos y otras 18 especies de peces que son una muestra de la biodiversidad de esa parte del cantón Shushufindi. Para proyectar a la laguna como sitio turístico y resaltar las tradiciones amazónicas, los pobladores se unieron para crear las Cabañas Comunitarias Pusará.
Germán Tanguila, su administrador, dijo que la idea surgió en el 2007. En ese entonces, cinco comuneros lideraron el proyecto y crearon la personería jurídica del predio. La construcción arrancó en el 2010.
Actualmente, las cabañas tienen capacidad para albergar a 26 personas. Su diseño se basó en las construcciones tradicionales de la zona, en las que se emplea madera, en su mayoría.
Lo que más llama la atención de los visitantes, aseguró Tanguila, es la cercanía a la laguna y el concierto de sonidos propios de la selva que se perciben en las cabañas. A las espaldas de las habitaciones que tienen forma de choza, se observan las aguas color limón que dan origen al nombre de la laguna. Por las noches, desde el pasillo principal, es posible ver a decenas de luciérnagas iluminar coquetamente la vegetación.
El pasado jueves se hospedó en las cabañas Adonis Muñoz, organizador de paquetes para turistas. Con el sonido de las pavas, garrapateros y alguno que otro mono de fondo, Muñoz contó que los visitantes extranjeros prefieren este tipo de hospedajes comunitarios, ya que interactúan más con la gente de la zona. “Las cabañas comunales son una opción muy buena. Les gusta conocer la cultura kichwa”.
A pocos metros de las cabañas, existen otras dos chozas con techos de paja. Es el centro de interpretación, donde el visitante puede recrear el interior de una vivienda tradicional de la comunidad. Las paredes son de caña y su interior está decorado con figuras de boas, murciélagos y caimanes negros, todos hechos de balsa.
Ahí, un miembro de la comunidad interpreta a un chamán y simula un rito de limpieza fumando un cigarro enrollado en hojas de banano. Usa un sombrero de plumas de papagayo.
La bebida con la que se brinda en la comunidad, la famosa chicha, también es preparada pero con una variante. Así lo explicó a un grupo de visitantes Iván Cerda, presidente de la Asociación Kichwa de Limoncocha, Asokilc.
Una demostración de limpia de un chamán en Limoncocha. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Mientras una mujer que usa atuendo tradicional muele la yuca, Cerda explica que las nuevas generaciones ya no la mastican, sino que la mezclan con trozos rallados de camote. Este fruto, logra la fermentación de la mezcla, resultado que también se logra al masticarla y mezclarla con saliva.
Como paso final, se reparte entre los presentes la bebida previamente preparada y fermentada durante tres días. A manera de souvenir, también se ofertan artesanías hechas con balsa. El costo del hospedaje es de USD 10 por persona.
Al finalizar, el visitante conoce a la gente de Limoncocha, tal y como viven diariamente.
En contexto
El miércoles pasado se lanzó oficialmente el portal web del Sistema Nacional de Áreas protegidas del Ecuador, en el que se incluye a la Reserva Biológica Limoncocha. El promedio de ingreso de visitantes a Limoncocha asciende a 600 personas al mes.