El lojano Jaime Chirogalli experimentó la caída en el columpio del Vuelo del Gavilán, que está en el ranking de los 10 más altos de Latinoamérica. Foto: Lineida Castillo / El Comercio
Viajar en la tirolina, sentir la adrenalina en un columpio extremo, cabalgar por la ruta del Qhapaq–Ñan y visitar talleres artesanales son algunas actividades turísticas que ofrece el Centro Recreativo Vuelo del Gavilán.
La familia Cartuche–Paqui es la dueña de este emprendimiento, ubicado en la parte alta de la comunidad indígena de Ñamarín, cantón Saraguro, provincia de Loja, y que involucra a otras familias.
El proyecto empezó hace 10 años con un centro de hospedaje. Por el flujo de visitantes nacionales y extranjeros, los Cartuche le apostaron al centro de recreación que funciona desde junio del 2018.
Ocupa dos hectáreas en el cerro Willimón, un mirador natural desde donde se observa a Saraguro con sus comunidades. El ingreso cuesta USD 1 y por ese valor puede usar los juegos infantiles, subir al mirador y lanzarse en la tirolina.
En la tirolina se viaja a 40 kilómetros por hora, en una longitud de 100 metros, sostenido en dos cables y con un pequeño desnivel. Para su propietario José Cartuche, es un momento de distracción y relax.
Las caminatas y cabalgatas se realizan por la ruta del Qhapaq-Ñan, que llega hasta el sitio arqueológico de Ingapirca. Foto: Lineida Castillo / El Comercio
El plus es el columpio extremo, construido en el filo de la peña. Tiene 10 metros de alto y cae por una pendiente de 150 metros de profundidad. Para el visitante Víctor Hugo Minga,es pura adrenalina.
Este centro también ofrece hospedaje camping y comida. Lo tradicional es el cuy con mote, el caldo de gallina criolla y las aguas de hierbas naturales, dice Diana Ambuludí, beneficiaria del proyecto.
Bolívar Ordóñez realiza las cabalgatas y para visitar los talleres de textiles y bisuterías en mullos están las casas de Carmen Sarango y Julio Guamán.