Al mediodía del 12 de febrero pasado se presentaron grupos de danza de las 15 comunidades de la parroquia Turi. Foto: Lineida Castillo/PARA EL COMERCIO
En la parroquia cuencana de Turi, las expresiones culturales permanecen intactas y se transmiten a nuevas generaciones. Hace ocho días, sus habitantes participaron en el Festival del Mediano y la Botija.
Estos elementos típicos de la gastronomía están presentes en las fiestas familiares y comunitarias. El 12 de febrero se realizó este festival, que fue parte de la celebración por los 163 años de parroquialización de Turi. Hubo desfiles, danzas y una pambamesa.
El mediano es un recipiente grande de barro que contiene los alimentos cocinados que se producen en la zona, como mote, papas, tomate, queso, ají de pepa, huevos duros, cuyes y sobresale un gallo con el cuello erguido, que lleva un billete
en el pico. La vasija es ricamente adornada con cintas y globos de colores.
El mediano se complementa con la botija de barro, que contiene la tradicional chicha de jora o de otros sabores, como penco, frutas, mishqui de penco… Para conseguir su fermentación, esta vasija es cerrada con una cruz elaborada con tusas de maíz y decorada con flores.
Según el cuencano Luis Chapa, eso simboliza que fue la bebida de los dioses. “Dependiendo del grado de fermentación puede consumirse como un refresco o un vino embriagante. Pero sigue siendo la bebida predilecta en las fiestas”.
Al mediodía, las 15 comunidades de Turi participaron en el Desfile Cultural. Las delegaciones -a más de presentar sus danzas folclóricas y candidatas a Cholita- llevaron en andas el mediano y la botija como símbolos de identidad.
La diversidad y cantidad de alimentos llamaron la atención de los visitantes que presenciaron este acto. Mientras más grandes son los elementos ofrecidos, mayor es el agradecimiento que tienen por la Pacha Mama y la naturaleza.
Por la comunidad de Bellavista desfilaron 30 personas que se prepararon con una semana de anticipación. Luis Lojano prestó una botija que tiene más de 100 años, que heredó de su abuelo. Llevó 60 litros de chicha de jora con panela preparados por Teresa Fernández.
El mediano de esta comunidad fue uno de los más grandes. Tuvo ocho cuyes y dos gallos, entregados por Miguel Rumipulla, Geovanny Paucar y otras familias de la comunidad. “En estos alimentos está la vida en comunidad, compartir con el resto”, dice Paucar.
Para Julio Jara, expresidente de la Junta Parroquial de Turi, el mediano y la botija representan la unidad de las familias. En su comunidad de El Calvario, en todas las fiestas se ofrecen estos símbolos con rituales de agradecimiento.
En la tarde, el jurado escogió al mejor mediano y la mejor botija. Se evaluaron la preparación y la composición de los alimentos, que se ajusten más a la tradición. Los adultos mayores obtuvieron el primer lugar en la categoría del mediano y Tres Claveles en la botija.
Posteriormente, cada comunidad se ubicó en los alrededores del parque central -en espacios verdes, portales de las casas, terrenos baldíos- para compartir los alimentos en las pambamesas.
Nunca dejaron de sonar el estruendo de los cohetes y la música de las danzas folclóricas. La Unidad Educativa Turi deleitó a los presentes con una danza otavaleña y el barrio El Amante con tradiciones de Cayambe, que también llevaron consigo la botija.
También hubo una feria agroecológica con alimentos procesados y cuyes y gallinas de cuatro asociaciones de la parroquia, que agrupan a 87 personas. Son emprendimientos que recibieron el apoyo de la Junta Parroquial.
El evento terminó con la elección de la Cholita de Turi. La ganadora fue Mishell Duchitanga, de Punta Corral.