30 jóvenes se capacitaron sobre el correcto cultivo de plátano y cacao en la comuna Chigüilpe, en Santo Domingo. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
Los tsáchilas encomendaron sus cultivos a los dioses de la naturaleza para una buena cosecha. Una tradición que se realiza desde hace más de 200 años, según Juan Calazacón.
Él es agricultor desde que tenía 10 años. “Acompañaba a mi padre y abuelo a cosechar. Disfruto de hacerlo“. Nunca cuestionó los métodos ancestrales para el agro. “Nuestros abuelos sabían cómo y cuándo cosechar”. Un buen cultivo se garantizaba si se cumplían rituales a medianoche, con entregas de ofrendas a la naturaleza. También se basaban en el calendario lunar.
Pero esos hábitos hicieron que los terrenos perdieran nutrientes, según los jóvenes. “Quemábamos la tierra o nunca podábamos”, señaló Martha Aguavil, de la aldea Peripa.
Por ello, Aguavil asistió a un curso junto con 30 agricultores tsáchilas para aprender nuevas técnicas, sobre todo de
cultivos del plátano y cacao. La capacitación fue organizada por el Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) y el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap). Duró 60 días y consistió en prácticas en las fincas sobre cómo dividir parcelas, hacer trampas para controlar plagas y técnicas para podar.
Según Braulio Lahuate, capacitador del taller y técnico del Programa de Banano y Plátano del Iniap, durante su visita a las comunas tsáchilas detectaron que el suelo ha perdido componentes necesarios para que los productos tengan calidad de exportación.
“Se evidenciaron problemas en el manejo del cultivo, pero también en la tierra. Se estudiarán los niveles de micro y macronutrientes del suelo”.El director provincial del Magap en Santo Domingo de los Tsáchilas, Oswaldo Espinoza, afirmó que a partir de enero de 2016 se realizarán los estudios en fincas y parcelas tsáchilas. Luego de tener los resultados se trabajará en varios proyectos para mejorar la fertilidad de la tierra.
Aguavil señala que los agricultores tsáchilas cambian constantemente de productos en sus parcelas. “Nosotros no sabíamos de técnicas. Solo buscamos alimentar a nuestras familias con los ingresos que obtenemos de los productos que vendemos. Nunca pensamos que eso era malo”.
Javier Aguavil, gobernador Tsáchila, afirmó que de las
7 000 hectáreas cultivadas en sus terrenos, al menos el 40% ha perdido nutrientes. Según Lahuate, los inconvenientes en la fertilidad también se deben a que los tsáchilas no han controlado las plagas, en los cultivos de cacao, por ejemplo. El caracol africano y la monilla han afectado a la producción. “Les enseñamos a colocar trampas con materiales que encuentran en sus propiedades y sin químicos”.
Los tsáchilas no cubren el racimo de plátano y por eso las plagas llegan hasta el fruto. “Un plátano con una mancha negra ya no sirve para exportar. Por eso el consumo es netamente local. Ni siquiera llega al resto del Ecuador”.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) la producción de plátano de Santo Domingo es de cerca de
90 000 toneladas, ubicándose en segundo lugar en la producción nacional, superado por Manabí con 328 000.
La Gobernación Tsáchila señala que de esa producción, únicamente el 20% le corresponde a la nacionalidad. “Los cultivos están basados en la experiencia ancestral más no en un conocimiento teórico”.
Para el próximo año se tiene previsto que los conocimientos que adquirieron los 30 tsáchilas en el taller se repliquen a los demás agricultores. Los técnicos del Magap y de Iniap realizarán más controles para mejorar los cultivos.