En la zona del Pichincha se pueden realizar estos recorridos, manteniendo la distancia social. Foto: Freepick
Luego de permanecer en el domicilio casi toda la semana, resulta restaurador un recorrido por alguna montaña, pero solo entre miembros de una misma familia o en solitario y cumpliendo las normas de bioseguridad para reducir el riesgo de contagio.
De esa manera han evolucionado las salidas para practicar trekking cerca de Quito. Entre los lugares ideales están el Ilaló, el Ruco Pichincha y el Guagua Pichincha.
Esta actividad al aire libre, así como el senderismo o excursionismo, está permitida en los cantones que superaron el semáforo rojo. Quito, por ejemplo, está en amarillo.
El entrenador Pepe Carrión cuenta que para hacer trekking se consideran escenarios catalogados de media montaña. Se deben evitar glaciares.
Hay montañas a las que se puede acceder libremente, pero también hay otras que se encuentran en áreas protegidas como el Pululahua o Pasochoa, donde hay puntos de control. Para acceder a esas es necesario esperar a que reabran sus puertas, tal como lo hizo el Parque Nacional Cajas, a mediados de esta semana.
Esos escenarios se caracterizan por tener pendientes pronunciadas y caminos irregulares; muchos son de tierra y piedra. Son los que más les gusta a los niños y adolescentes, porque ponen a prueba su condición física. Las personas que van solas deben avisar a su círculo cercano cuál será su ruta, horarios de la actividad y posibles puntos de encuentro.
El tiempo de recorrido dependerá del escenario seleccionado y del estado físico de los integrantes del grupo.
Los instructores de Easy Training, por ejemplo, se demoran entre seis y siete horas en subir y bajar del Ilaló, ubicado en el valle de Los Chillos, a 40 minutos del centro-norte de Quito. En ese tiempo realizan múltiples paradas para tomar fotos, hidratarse, comer o simplemente descansar.
Dependiendo de la montaña y de los grupos, Carrión se apoya en diferentes recursos para que la activación sea más placentera para todos. Para los niños se narran anécdotas o leyendas que con el tiempo se han ido perdiendo.
Por la emergencia sanitaria, actualmente trabaja con familias de hasta cinco personas, que por lo general son padres e hijos. Todos acuden al punto de partida portando la respectiva mascarilla o buff antifluidos, también usan ese accesorio cuando transitan por lugares poblados y se lo quitan cuando la zona está despejada. El guía siempre permanece a dos metros de distancia, con protección en su boca, y sube y baja para monitorear a todos los aventureros.
Belén Burneo, entrenadora, cuenta que esta actividad se reactiva de a poco, ya que después del aislamiento las personas buscan conectarse con la naturaleza para también fortalecer su sistema inmunológico. Luego del recorrido los participantes se sienten con más energía; necesaria para continuar con otra semana dentro de casa mientras dure la pandemia.