La tradicional verbena aterrizó en el cantón La Concordia

El grupo afro Mi Bamba deleitó al público con sus danzas ancestrales. Foto: cortesía Juan Alcívar.

El grupo afro Mi Bamba deleitó al público con sus danzas ancestrales. Foto: cortesía Juan Alcívar.

El grupo afro Mi Bamba deleitó al público con sus danzas ancestrales. Foto: cortesía Juan Alcívar.

Mujeres con vestidos voluminosos que cubren hasta los pies y hombres con camisas blancas y sombreros artesanales. Así los habitantes del cantón La Concordia, en Santo Domingo de los Tsáchilas, evocaron la época colonial.

La velada popular se denominó Verbenazo Concordense y es una tradición que por segundo año consecutivo convocó a miles a las calles.

El sábado (13 de octubre del 2018) en la tarde y noche, el ambiente de la avenida Simón Plata Torres fue colorido, con banderines entrelazados en los portales de las calles y sombrillas multicolores ­izadas en cordeles.

María Eugenia Intriago, integrante del grupo organizador, dijo que el Verbenazo significa integración, unidad de costumbres culturales y la apertura de una celebración.

Precisamente, La Concordia cumple 59 años de fundación este 17 de octubre. No obstante, el Verbenazo Concordense nació de una iniciativa religiosa católica hace dos años.

Los esposos María Eugenia Intriago y David Álava se unieron con un grupo de amigos y designaron a los priostes de la iglesia de la ciudad, para que encabezaran la velada.

En el 2016, la celebración no se realizó por los daños que dejó el terremoto, pero se la programó para el 2017 con la intención de recaudar fondos y así apoyar a la reconstrucción del templo religioso.

Las bandas de pueblo, la marimba y las comparsas complementan esta iniciativa. Álava cuenta que esto refleja la multiculturalidad poblacional de La Concordia, que en sus años de existencia ha acogido a personas de orígenes en provincias de la Sierra, Costa y de las otras dos regiones del país.

Entre sus 51 033 habitantes hay personas de Esmeraldas, Manabí, Pichincha y Loja. El pueblo montuvio, por ejemplo, fue representado en el Verbenazo por los manabitas, que se unieron en las comparsas y en las comitivas de mujeres con llamativas vestimentas.

Los afrodescendientes bailaron la marimba y dejaron su sello esmeraldeño al ritmo del cununo y del guasá, instrumentos esenciales para esas danzas ancestrales.

El grupo Mi Bamba, del cantón Quinindé, se robó los aplausos de los asistentes. Francisco Valencia Arroyo, director de la agrupación, dijo que fue un homenaje para sus coterráneos que no dejan sus costumbres pese a que están fuera de su terri­torio natal.

Las mujeres marimberas, además de lucir faldones de colores llamativos llevaron un abanico de rampira, un material tradicional de la etnia chachi de la ‘Provincia Verde’.

Este año, Félix Quinteros encarnó la figura del caballero del Verbenazo. Lució un traje negro y sobre sus hombros llevaba una especie de bufanda verde con el nombre de la distinción delegada por los organizadores de la cita.

Él recuerda que esta romería es frecuente en los cantones manabitas que tienen alta población montuvia. Dice que son ejemplos de unificación y hasta reconciliación entre personas que han tenido ciertas diferencias. Por eso, esta vez en La Concordia tomaron ese ejemplo para integrarse.

Al menos unos 2 000 habitantes del cantón presenciaron la velada que se extendió hasta horas de la noche.

El párroco de la iglesia de la ciudad, Xavier Íñiguez, pidió al final que el Verbenazo se institucionalizara como una fiesta de encuentro y de integración de los miembros de la comunidad. “Se unen autoridades, vecinos, amigos, grupos culturales y eso ya la convierte en una velada muy aceptada”, dijo.

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