Los nativos se reúnen para estudiar el contenido del documento sobre sus costumbres. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO.
En siete comunas tsáchilas las familias empezaron a familiarizarse con un nuevo material documental que aporta a la evidencia tradicional de la etnia. Se trata del texto lúdico informativo ‘Comunidad Tsáchila’ que fue elaborado por el Servicio Nacional de Derechos Intelectuales con el apoyo de los gestores culturales de la nacionalidad.
Los 4 000 ejemplares en idioma español y 1 000 en la lengua tsáfiki documentan un compendio de temas que van desde la población tsáchila, su organización social, relación con la naturaleza, costumbres, vestimentas hasta elementos lúdicos que facilitan una mejor comprensión.
Fernando Nogales, coordinador de Conocimientos Tradicionales del Servicio de Derechos Intelectuales, asegura que este trabajo documental fue pensado para proyectarlo a la población adulta que no sabe leer y escribir y también para las nuevas generaciones.
Los gráficos, dibujos y fotografías que complementan la información textual ayudan a que esta llegue a las personas iletradas. Los niños que están en los establecimientos de educación inicial y primaria también se favorecieron del texto. Diana Aguavil, gobernadora de la etnia, asegura que la importancia del documento radica en que servirá para contrarrestar la pérdida de las prácticas ancestrales en los niños y jóvenes.
Según un sondeo impulsado por la administración del exgobernador, Javier Aguavil, la población comprendida entre los 7 y 15 años no saben hablar el idioma nativo. Tampoco utilizan el achiote en su cabello.
Aguavil recuerda que conoció casos de adolescentes que tienen la influencia de los mestizos, pues visten con indumentaria deportiva o casual.
El historiador tsáchila Henry Calazacón, de la comuna Chigüilpe, quien lleva adelante una investigación sobre las raíces de su etnia, señala que poco a poco los mismos nativos se interesan por dejar una huella de sus tradiciones.
Él cree que el apoyo de entidades gubernamentales es fundamental para plasmar esas ideas que en ocasiones anteriores no se han concretado por falta de recursos.
Calazacón ya revisó el contenido del texto ‘Comunidad Tsáchila’ y dice que encajan con las propuestas de su investigación.
Él, por ejemplo, quiere documentar el hecho de que los tsáchilas son un pueblo tranquilo y que su sobrevivencia se basaba en la caza y la pesca.
También arguye sobre sus orígenes que fueron apegados a una costumbre de nómadas, lo cual les permitió ir de territorio en territorio hasta llegar a Ecuador, por los afluentes de la Amazonía. Luego arribaron al noroccidente de Pichincha y de a poco fueron migrando hasta el entonces poblado de Santo Domingo.