Un estudio de corte etnomusical revela cómo pueblos indígenas originarios, como el Tsáchila, enriquecieron la tradición musical marimbera ligada de forma tradicional al pueblo afrodescendiente.
Un nuevo número de la revista Miscelánea Antropológica Ecuatoriana deja abierta la posibilidad de que instrumentos similares se tocaran incluso en la América prehispánica, antes de la llegada de los esclavos africanos al continente.
El número, titulado ‘Tradición marimbera tsa’chi’, abre una tercera etapa de la revista científica del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC). Se trata de una compilación realizada por Mariella García, sobre la investigación desarrollada por el antropólogo estadounidense Robert Mix -ya fallecido-, en la década de los 80, junto con el investigador ecuatoriano Ramón Aguavil, perteneciente a la comunidad tsáchila de Cóngoma, en Santo Domingo de los Colorados.
La revisión de la publicación estuvo a cargo del etnolingüista Jorge Gómez Rendón, pues el estudio cuenta con elementos lingüísticos e históricos, una recopilación de canciones de la comuna Búa y entrevistas con ancianos marimberos de la comuna Cóngoma Grande, en español y en idioma originario tsáfiki de los colorados.
“Actualmente, la marimba y su música se encuentran en tres de las cuatro nacionalidades indígenas que se asientan en la costa del Pacífico ecuatoriano: Tsáchila, Chachi y Awá, pertenecientes todas al grupo etnolingüístico barbacoano”, indicó Gómez, quien presentó el volumen.
El investigador apuntó que existen semejanzas y diferencias entre las tradiciones marimberas afroesmeraldeña e indígena, lo que habla de los altos índices de contacto interétnico, una historia compleja de influencias y una “dinámica de recreación patrimonial”.
El estudio aporta con elementos comparativos de las tradiciones marimberas nacionales, tanto en las dimensiones como en el proceso de construcción del instrumento, estructura de los resonadores, las tonalidades o los cantos y bailes resultantes.
Se presume que esta tradición fue tomada por los tsáchilas como un préstamo cultural, a mediados del siglo XVII, de los esmeraldeños o esclavos que se fugaban de las minas de oro: los tsáchila ocuparon un territorio mucho más grande que la actual Santo Domingo, por lo que es probable que tuvieran contacto con poblaciones afrodescendientes.
Los tsáchilas han desarrollado una tradición autóctona que incorpora la música marimbera en sus celebraciones. Los chachis y awás están asentados en Esmeraldas, por lo que se asume que tuvieron contacto directo con los afros y tomaron también prestada la tradición marimbera.
Según Gómez Rendón, “el estudio de la marimba debe ser rescatado en toda su multimodalidad performática”. Él se refiere a un conjunto de expresiones adicionales, como la del baile, que tiene igual importancia, pero que no han sido debidamente estudiadas.
La música de marimba, los cantos y bailes tradicionales del Pacífico sur de Colombia y de Esmeraldas, en Ecuador, fueron declarados en el 2015 Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
“Debió haberse incluido en la declaratoria no solo a la tradición marimbera del afropacífico, sino también a aquella de origen indígena, porque bebe precisamente de la anterior”, agregó Gómez.
La arqueóloga Mariella García dice que las observaciones realizadas en los restos arqueológicos del repositorio del MAAC, como los litófonos de Bahía o las representaciones de músicos Jama Coaque, llevan a pensar que las danzas e instrumentos similares a la marimba estaban presentes en nuestra región desde épocas prehispánicas.
“Lo que es probable es que las tradiciones musicales de nuestros tsáchilas y chachis se conjugaran con los ritmos traídos desde África”.