La titiritera Gio Valdivieso, de Sueño Yumbo Títeres, lanzó durante la pandemia la serie de Internet ‘Las Beatas OnLine’. Foto: cortesía Sueño Yumbo.
Hace un año, las actividades presenciales por el Día Internacional del Títere, 21 de marzo, fueron suspendidas en Quito por la cuarentena del covid-19. Después de 12 meses de dificultades económicas y sanitarias, los titiriteros vuelven a celebrar esta fecha con mayor esperanza.
Si bien el gremio artístico está entre los más golpeados por la crisis, los titiriteros son uno de los grupos más invisibilizados.
“Con la modernidad y la industria del entretenimiento, se empezó a pensar en que los títeres son solo para la diversión de los niños o las fiestas infantiles”, opina Gio Valdivieso, titiritera de Sueño Yumbo de Quito y confundadora del Movimiento Titiritero del Ecuador (Mote).
A pesar de esta falta de reconocimiento de parte de la sociedad, los titiriteros ecuatorianos se han mostrado convencidos de la importancia de su quehacer.
Durante este año han aprovechado el tiempo para la autoformación y profesionalización. También han compartido sus conocimientos con comunidades vulnerables, se han enfocado en la creación de títeres y muñecos para la venta y se han volcado a la producción de contenidos para plataformas en línea.
Valdivieso cuenta, por un lado, que los titiriteros ecuatorianos han podido acceder a cursos y talleres internacionales dictados por instituciones culturales de países como México y Chile. En algunas ocasiones con becas y otras con precios accesibles.
Por otro lado, desde Mote y grupos de titiriteros se han creado talleres dirigidos a la comunidad. Por ejemplo, en estos meses se han realizado cursos para docentes, enfocados en la educación por medio de los títeres.
Santiago Cordero, miembro del grupo Conejo Rojo de Cuenca, lanzó cursos de construcción y manipulación de títeres. “Personas de diferentes partes del mundo tomaron talleres con nosotros”, cuenta.
Pero la pandemia también ha sido una oportunidad para confirmar el impacto del arte en las personas. “En los primeros días después de la cuarentena, fueron los artistas quienes liberaron sus contenidos y dieron contención”, dice Marian Morillo, de El Revuelque Teatro y Títeres de Cotacachi.
Morillo, con el apoyo de otros artistas, desarrolló talleres gratuitos de cerámica, títeres y cine comunitario dirigidos a niños y jóvenes de las comunidades indígenas de Imbabura. La titiritera cuenta que en la mayoría de comunidades no hay acceso a Internet, por lo que se vulneró el acceso a la educación.
Los artistas invirtieron en los materiales, transporte y comida para ofrecer este servicio. Además de los talleres, los titiriteros han encontrado una fuente de ingresos en la creación de juguetes, títeres y muñecos.
Morillo lanzó junto con Sol Rueda y otros colegas la tienda en línea Arteludica, en la que venden artilugios animados, creados por Morillo; cerámica, y otros productos artesanales.
Cordero también se inclinó por la creación y venta de artesanías, pero en su caso, realiza títeres y muñecos personalizados; además de pinturas.
Otro camino que tomaron estos artistas fue la creación de contenidos para redes. Cordero hace ‘sketches’ cortos de títeres tipo caricatura, que publica en TikTok e Instagram. Esto le ha permitido mantenerse vigente.
Valdivieso, en cambio, arrancó en abril de 2020 a hacer capítulos grabados de sus personajes Las Beatas, con la colaboración de su esposo quien es productor audiovisual. Si bien esto arrancó como un proyecto familiar de expresión, logró consolidarse como un proyecto artístico seriado para el mundo ‘on line’.
Tras un año de reinventarse, algunos titiriteros vuelven a sacar a sus personajes para celebrar el Día Internacional del Títere. En Quito se realizará un evento el fin de semana en Casa Kingman para conmemorar la fecha.