Las cuevas recreadas cuentan con sal del Himalaya en las paredes y en el piso, además de un halogenerador. Fotos: Galo Paguay / EL Comercio
Alejandra Torres fue diagnosticada con asma a los 3 años. Desde esa edad, actividades cotidianas como reírse o acelerar el paso eran seguidas por el uso de un inhalador. Ahora, a sus 31 años, después de haber realizado seis sesiones de haloterapia, está disminuyendo la dependencia a las medicinas, según relata.
La haloterapia viene del griego ‘halós’ que significa sal. El médico polaco Feliks Boczkowski descubrió, a mediados del siglo XIX, que los trabajadores de las minas de sal raramente sufrían de problemas respiratorios. Cuando picaban la piedra, partículas de sal se desprendían y eran respiradas por ellos, obteniendo beneficios desinflamantes, antibacterianos, entre otros.
Boczkowski inauguró la primera cueva de sal en la mina de Wieliczka, Polonia. Espacios similares fueron abiertos en toda Europa del Este, hasta que en 1976, un grupo de médicos rusos creó el halogenerador, una máquina que pica finamente sal y la rocía en el ambiente, replicando las condiciones de una cueva de sal en cualquier habitación.
Las lámparas de sal absorben las partículas extrañas del ambiente. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
El primer espacio de haloterapia en Ecuador se abrió hace aproximadamente un mes, en Quito. La Cuevita de Sal, como se llama, cuenta con una habitación, con capacidad para ocho personas, ambientada con sal rosada del Himalaya en el piso y en las paredes.
La venezolana Samira Facendo y el italiano-suizo Sergio Constanzo conocieron esta terapia hace seis años, cuando su pequeño hijo tuvo que ser internado en el hospital tras una crisis de asma, durante una visita en Italia.
La madre de Constanzo les recomendó que una vez que le dieran el alta a Stefano, hicieran terapias de sal. Después de 20 sesiones, el pequeño empezó a reducir el uso de medicamentos y aunque no está curado, su estilo de vida mejoró. En esa época, la familia vivía en Panamá, donde todavía no había centros de haloterapia, así que vendieron su heladería para invertir en el nuevo negocio.
Ahora trajeron el servicio también a Ecuador, tras hacer estudios que revelaron que las enfermedades relacionadas al sistema respiratorio son comunes en el país.
Pero además de ser beneficiosa para enfermedades como la bronquitis, gripe común, neumonía, rinitis, sinusitis, entre otras de acuerdo a la Asociación de Terapia de Sal Estadounidense, la haloterapia también tiene una acción positiva en contra de las enfermedades de la piel.
La dermatóloga Paola Guevara indica que la haloterapia tiene propiedades antiinflamatorias, antibióticas y relajantes. Por lo tanto, es beneficiosa en casos de soriasis, dermatitis atópica, acné no quístico, entre otras enfermedades autoinmunes. Además, la experta indica que la terapia de sal ocasiona el incremento de la circulación a nivel de la dermis, lo que provoca el aumento del colágeno.
La Dra. Guevara resalta que la haloterapia no cuenta con estudios científicos que respalden sus beneficios aunque sí existe evidencia médica.
Personas desde los 6 meses pueden ingresar a las cuevas de sal. Los bebés y niños pueden acceder con sus padres, y jugar con las piedritas de sal y juguetes dispuestos en la sala.
Es contraindicado para quienes sufren de hipertiroidismo, presión alta, sangrados, fiebres y claustrofobia. Tampoco se recomienda para quienes estén pasando por quimioterapia, radioterapia o diálisis, pues los efectos de estos tratamientos los pueden dejar muy debilitados.