La laserterapia ayuda a disminuir la molestia de tendones y músculos. Foto: Julio Estrella y Eduardo Terán/El Comercio
Molestias en la espalda, afecciones postoperatorias o padecimientos a raíz de enfermedades como el cáncer, son los causantes de diversos tipos de dolor en las personas. Es por esto que en la actualidad el uso de las clínicas con técnicas exclusivas para su control y disminución es recurrente.
Los tratamientos se basan en métodos farmacológicos y no farmacológicos, como lo explica Mario Paz Mazón, médico anestesiólogo y especialista en el manejo del dolor. Los primeros incluyen desde analgésicos como paracetamol hasta opioides como la morfina.
Los segundos, son técnicas que se utilizan para modular terminaciones nerviosas que están causando esta sensación, como la radiofrecuencia, que es una onda de calor que quema la raíz nerviosa. Los neuroestimuladores también son parte de esta categoría. Se trata de dispositivos que transmiten una señal eléctrica, la cual bloquea el paso de impulso del dolor y se colocan directamente sobre la médula espinal.
Además, explica el doctor, existen métodos complementarios como la fisioterapia. Los tratamientos para combatir el dolor se apoyan en esta especialidad, por las diferentes técnicas que utilizan, como la aplicación de calor, frío, ondas electromagnéticas, láser y ejercicios que complementan el alivio de las molestias.
La doctora Ximena Palacios, médica fisiatra especializada en terapia del dolor musculoesquelético del Hospital Metropolitano, explica que hay un “arsenal terapéutico” con diversas técnicas para bajar y controlar el dolor, es por eso que es importante realizar primero un diagnóstico del paciente para determinar el tipo de tratamiento necesario.
Acudir a la terapia representa un gran alivio para Carlos Rodríguez. Él sufre de dolor lumbar crónico, por lo que ha recurrido a la acupuntura y a la terapia natural. Unas agujas en puntos específicos de su cuerpo sirven para balancear la energía en su cuerpo. La clínica a la que el asiste es considerada como una unidad de tratamiento tipo uno, ya que ofrece solamente una técnica analgésica, según lo explica Paz.
Hay otros dos tipos de unidades especializadas de acuerdo con su nivel de complejidad y a la enfermedad que trata. La clínica de tipo tres es considerada como multidisciplinaria, porque está en condiciones de tratar el malestar crónico, al igual que el dolor complejo. Estas unidades abordan procedimientos invasivos, quirúrgicos y también consultas externas.
Esta tipología no existe en el país, según Paz, ya que la mayoría son de tipo dos. Estos establecimientos están en condiciones de tratar a los mismos pacientes que la primera pero su diferencia está en que son multidisciplinarias. Esto significa que trabajan con consultores externos a quienes se acude en momentos determinados.
Fisiatras, psicólogos, psiquiatras, cirujanos de columna, radioterapeutas y especialistas en neurocirugía son algunos de los especialistas a los que se solicita su servicio. En esta clasificación siempre está presente el médico anestesiólogo con subespecialidad en el manejo del dolor.
Según la doctora, la mayoría de pacientes acude a su consultorio por dolor lumbar, que además es la segunda causa de consulta médica a escala mundial. Este es causado por malas posturas, hábitos en el trabajo y en el hogar y por la osteoporosis.
Paz coincide en que los dolores más frecuentes son las lumbalgias, que afectan a un 25% de las personas que acuden a la terapia por una afección osteomuscular crónica. El 10% asiste por malestar cervical y un 20% por dolor neuropático, que es el que se genera por un daño en el nervio. El 30% son pacientes oncológicos.
La duración de los tratamientos depende de la magnitud del dolor y de las precauciones que se tomen durante el proceso. Por ejemplo, un paciente con lumbalgia puede someterse a una infiltración con anestésicos, lo que causará el alivio con una sola sesión.
En el caso de los pacientes oncológicos, explica Paz, el dolor continuará, ya que su enfermedad persiste y los síntomas pueden intensificarse por lo que es necesario que el tratamiento se mantenga por un largo tiempo. Además, deben comprometerse a mejorar sus hábitos de vida para que los resultados sean evidentes.
En contexto
La primera clínica o unidad del dolor se creó en 1961 en el Tacoma General Hospital, en Estados Unidos, por el anestesiólogo John Bonica. El Hospital Carlos Andrade Marín tuvo una de las primeras unidades en el Ecuador en el año 2000, junto a Solca de Guayaquil.
No olvide
El deporte es importante para combatir el dolor ya que
ayuda a fortalecer los músculos. Además, es un acompañamiento de las terapias.
Es importante realizar primero un diagnóstico para identificar la causa del dolor y si no es necesario realizar un procedimiento quirúrgico.
El sobrepeso, las malas posturas, el cigarrillo y el estrés son factores de riesgo que contribuyen a que se agraven o aparezcan lumbalgias.
Algunos métodos también se acompañan de analgésicos como antidepresivos, anticonvulsionantes, laxantes, corticoides o ansiolíticos.