La poca o nula interacción social que se realice en la vida adulta tiene relación directa, entre otros factores, en la sensación de rechazo que pudo vivirse en la niñez. Foto Referencial: Pixabay
Existen sucesos en la infancia que pueden marcar un pasado doloroso en la vida adulta. Así lo cree la autora canadiense Lisa Bourbeau, quien explica cinco temores que se pueden presentar en la niñez de una persona e impedir un desarrollo ideal cuando sea grande. Sus argumentaciones se encuentran recogidas en su libro ‘Las cinco heridas que impiden ser uno mismo’.
Miedo al abandono
A edades tempranas, la sensación de un menor al sentirse solo, aislado y desprotegido puede ocasionar que se genere años después un sentimiento de desamparo.
De igual manera, la soledad es otro reflejo de quien ha padecido abandono en su infancia. Según la autora, un ejemplo de cómo afecta el sentimiento de desamparo en la adultez tiene que ver en la relaciones de pareja, cuando una persona prefiere dejar a la otra sin mayor explicación. Es decir, se decide abandonar antes que sea abandonado, lo cual se traduce como una medida de evitar el sufrimiento de quedarse solo.
Miedo al rechazo
La poca o nula interacción social que se realice en la vida adulta tiene relación directa, entre otros factores, en la sensación de rechazo que pudo vivirse en la niñez. Si en algún momento un niño sintió rechazo por parte de sus padres, familiares o amigos, lo más probable es que cuando sea mayor tenga miedo a repetir esa negativa de los demás y se decida aislarse.
La humillación
En la vida familiar del pequeño puede experimentar desaprobaciones o críticas que invaliden todas las acciones que realice. Si la crítica no es consecuente como una forma de apoyar su crecimiento sino con una intención de humillar, lo más seguro es que se entienda, por parte del infante, que es una persona torpe y pierda la confianza en sí mismo. Ya cuando sea adulto, el efecto se manifiesta en la carencia del amor propio.
La traición o el miedo a confiar
Para la autora, la importancia de cumplir las promesas es clave. Cuando a un niño se le ofrece algo y se falla se genera una sensación de desconfianza y miedo ante lo que los adultos manifiestan. Evidentemente, retomar la confianza en el valor de la palabra puede volverse una tortura si se continúa con una experiencia de promesas no cumplidas.
La injusticia
El sentirse incomprendido en la vida es un efecto de una experiencia de injusticia en la niñez. Los pequeños pueden crecer en medio de hogares fríos que no reconozcan sus talentos y aportes o, a su vez, en familias demasiado exigentes que ridiculicen o desechen sus iniciativas o logros alcanzados , generando emociones de ineficacia e inutilidad en las personas.