‘Te Faruru’, la novela que (por suerte) sale del molde

La novela de Salvador Izquierdo (nombre literario de Jorge Izquierdo) no necesita un premio para hacerse un sitio en la literatura contemporánea ecuatoriana e iberoamericana. Foto: Archivo Particular

A la pregunta de ¿qué es ‘Te Faruru’? se puede responder varias cosas. Por ejemplo, que es un largo monólogo en dos niveles y en dos tonos distintos, que, sin embargo, siempre son el mismo, porque es una sola voz la encargada de narrarlos a ambos.
También queda bien anotar que es una novela ‘experimental’ y que cada cual entienda lo que quiera/pueda. Sin embargo, conviene más ser directo y decir que es literatura excepcional, en varios sentidos.
Sus credenciales preceden a ‘Te Faruru’, finalista de la lista corta del Premio Herralde de Novela 2015. Pero quedarse en las credenciales y en lo que pudo ser es vano.
La novela de Salvador Izquierdo (nombre literario de Jorge Izquierdo) no necesita un premio para hacerse un sitio en la literatura contemporánea ecuatoriana e iberoamericana.
Uno de sus méritos, más que nada en relación al ámbito local, es haberse desmarcado de la anécdota. Izquierdo no le hace el juego al vicio generacional del ‘ombliguismo’; aunque en una parte el narrador hable de sí mismo, de sus fijaciones, de sus afectos no está contaminado por esa idea de ser el centro del mundo.
‘Te Faruru’ es un ejercicio exhaustivo de literatura, que amalgama ideas y prosa nítida sin necesidad de una trama; y que deja ver la madurez del autor cuando maneja sin causar ruido los dos niveles de narración: el de los fragmentos (“parrafitos”, como los llama el autor) y el de las notas al pie.
Si en este último andarivel el autor se ciñe a las formas convencionales de la narración y apela, quizás involuntariamente, a los lectores de gusto más clásico, en el primero -el de los “parrafitos”- es la verdadera estrella porque hace magia: logra enganchar de principio a fin al lector sin que haya una acción de por medio. En (por) ‘Te Faruru’ pasa todo, sin que pase nada. Y es una experiencia renovadora y deliciosa.
De vocación un tanto enciclopedista, erudito pero sin permitirse la pedantería, el narrador se pasea por el arte y las letras del siglo XX de forma rigurosa y cálida a la vez. Difícil equilibrio. El secreto está tal vez en las dosis de sentido del humor que cubren, como una fina llovizna, toda la obra.
“(…) una mezcla de hechos, de citas y de paráfrasis, expresados en párrafos de una línea. La ausencia de un esquema narrativo tradicional dentro de esas obras es casi absoluta. A pesar de ello, no se trata de una colección de fragmentos aleatoriamente dispuestos, sino de un todo orgánico: cada uno de sus elementos está cuidadosamente seleccionado y aparece en un orden que es fruto de un designio específico”, dice María Helena Barrera-Agarwal en un artículo publicado hace cuatro años en la revista literaria La Tempestad sobre ‘Reader’s Block’ del escritor estadounidense David Markson (1927-2010). Y bien podría ser un comentario a la obra de Izquierdo.
Con ‘Una comunidad abstracta’, hace un par de años, y ahora con ‘Te Faruru’, Izquierdo admite que ha querido “traer el imaginario de Markson a Latinoamérica”; un espíritu que muchos ven como el de un escritor para escritores (traducción: de difícil digestión para los simples mortales).
Pero Izquierdo quizás encontró la fórmula para que ese espíritu convoque también al lector común, ese que aunque no pueda decir qué es exactamente ‘Te Faruru’ igual se queda fascinado con ella.