WhatsApp es un nuevo espacio de reunión de los padres de familia

Los padres utilizan el chat como un mecanismo para compartir experiencias y organizar actividades de los alumnos. También puede fomentar conflictos. Imagen: Israel Pardo

Gracias a la tecnología, los padres de familia cada vez pueden tener más contacto con las actividades de sus hijos. El surgimiento del WhatsApp y las redes sociales han dado paso a que se formen grupos de padres para discutir temas relacionados con el colegio, compartan experiencias y puedan organizar diversas actividades.
En el pasado, recuerda Karina Buitrón, los padres no tenían otro contacto que no sea en las reuniones que se organizaban en el colegio a las cuales no siempre asistían todos. Ella tiene dos hijos con una diferencia de 10 años entre ellos, por lo que ha podido vivir el cambio en las formas de comunicación entre los padres.
Aunque al principio le costó acostumbrarse a recibir a cada momento mensajes en el grupo y a relacionarse por ese medio con los demás, admite que le ha sido de gran ayuda, ya que cualquier duda acerca de los deberes de su pequeño puede consultarlas por ese medio. “Nos sentimos apoyados”, explica Buitrón.
Estos chats incentivan la solidaridad y unión entre padres, explica Daniela Serrano, psicóloga educativa y orientadora. Hay muchos casos en los que no tienen correo electrónico y por medio de las facilidades que les ofrece el ‘smartphone’, pueden estar involucrados en la vida escolar de sus hijos.
Pero la formación de estos grupos de WhatsApp también puede tener sus desventajas, afirma Serrano. Si no se maneja de una manera respetuosa puede ser dañino para el ambiente y para la relación entre padres y profesores.
Los comentarios negativos sobre los docentes se hacen comunes en las conversaciones, pero en lugar de motivar a una solución “los problemas se hacen más grandes”, ya que empiezan a surgir los chismes.
Además, explica la psicóloga, los comentarios que emiten los padres frente a sus hijos causan una reacción en ellos. Esto hace que los niños cambien su perspectiva frente a su profesor, que para ellos es un modelo positivo.
Julia Enríquez es madre de Benjamín, de 10 años. Entre los padres del grado de su hijo, el grupo de WhatsApp es muy popular, pero admite que ha sido testigo de algunas discusiones en el chat sobre todo por temas relacionados con la organización de eventos extraescolares.
Aunque los conflictos no han sido graves, cree que el principal problema surge cuando se empieza a hablar de temas personales que van fuera del aula de clases.
Muchos de los integrantes lo utilizan como un mecanismo para descargar su ira. Esto fomenta el conflicto y es aquí cuando ocurren los problemas ya que se desvirtúa la verdadera intención del grupo, que es el de servir como una herramienta de comunicación constructiva, en favor del bienestar de los pequeños, explica la psicóloga.
Además, Enríquez sostiene que al principio se sentía un poco agobiada ya que mientras estaba en su trabajo constantemente le llegaban las alertas de mensajes en el grupo y los mensajes se iban acumulando.
Incluso, un tiempo optó por no participar de las conversaciones y esto generó críticas de los demás padres, quienes afirmaban que no se involucraba en las actividades de sus hijos. Después de este inconveniente, se pusieron de acuerdo entre todos los miembros y establecieron reglas para su uso.
Serrano coincide en que esa es la solución para lograr un manejo adecuado del grupo en WhatsApp. Debe haber una cabeza, que por lo general es la presidente del comité de padres, y debe transmitir las reglas para su uso promoviendo el diálogo personal con el docente o con quien surja el conflicto, sin “ventilar sus problemas” con todos los miembros del grupo.
En algunos colegios, debido a la popularidad de estos chats de padres, se promueven políticas para su uso correcto a través de circulares y charlas del buen manejo de las redes sociales y las aplicaciones.
La psicóloga, por otro lado, afirma que al ser una actividad que está por fuera de la institución educativa, no puede intervenir en los conflictos que se presenten dentro del chat, pero sí cuando empiece a afectar el ambiente académico y el desarrollo de los niños .