Al monitorear los volcanes de nuestro país, he descubierto un lado de la naturaleza que nunca antes la había tenido en cuenta, a pesar de que me interesaba por estos colosos.
El trabajo es observar e interpretar el lenguaje de este nuestro planeta.
En cada evento volcánico o sísmico está impregnado este lenguaje único.
Los volcanes tienen la libertad de expresarse en cualquier momento.
Vivo mi libertad al tomar el ejemplo de este nuestro hermoso Ecuador y sus volcanes. Pienso que en ningún momento debo perder este derecho único que es el de expresarme como soy.
En el transcurso del turno de monitoreo estoy capacitado para tomar decisiones, en el caso de que ocurra una emergencia relacionada con un evento sísmico o volcánico importante; así ejerzo mis conocimientos y puedo responder a estas eventualidades. Considero que es fundamental no abandonar mi identidad ni mis creencias. En la vida diaria debemos poder interpretar los hechos trascendentales.