La incidencia de casos de teniasis humana disminuyó a 0,3%, la cisticercosis porcina bajó a 0% y la cisticercosis humana cayó a 3,9% en Cariamanga (Loja). Estos logros se consiguieron durante 15 años, a través de procesos de investigación con tecnologías de punta y capacitación a la comunidad.
El Centro Internacional de Zoonosis (CIZ) de la Universidad Central, que lidera un programa de control de estas patologías en esta localidad, ahora busca extenderse a otras nuevas provincias.
Estas son: Azuay, Carchi, Esmeraldas, Guayas, Imbabura, Loja, Manabí, Pichincha y Cañar.
En cada provincia se trabaja con dos comunidades, nueve hospitales y camales. El programa de control podría iniciar en tres meses. La elección de estas provincias se dio luego de que a través de un estudio epidemiológico se determinara que en estas localidades hay mayor prevalencia de la enfermedad. El estudio fue actualizado en el 2010 con la Cooperación Belga y se comprobó que en estas zonas se evidencia falta de infraestructura sanitaria, sistema de producción porcina tradicional, ineficiente educación sobre la enfermedad en la comunidad y de una adecuada atención médica.
La cisticercosis es una parasitosis que ataca directamente a los animales (cerdos) y a las personas de escasos recursos económicos y con una incipiente cultura de higiene, explica el profesor Washington Benítez, director del CIZ.
Los estudios realizados en la población de Cariamanga tenían mayor incidencia a la teniasis cisticercosis. Por cada cerdo que se faenaba en el camal, el 5,7% tenía cisticercosis (parásito en la carne o en la musculatura del animal). Mientras que las personas que consumían este animal y desarrollaban la teniasis representaban el 2,1% de los habitantes.
La tenia puede vivir hasta 25 años en el intestino de la persona y si esta no cumple con buenos hábitos de higiene, al momento que expulsa la comida, puede estar en contacto con 40 000 ó 60 000 huevos, que pueden ser nuevamente ingeridos.
Los huevos se trasladan al cerebro y produce neurocisticercosis (cisticercosis humana).
Actualmente se trabaja con tecnología de inmunodiagnóstico, que consiste en sacar muestras de sangre (5 microgramos) y realizar el método Elisa, que permite saber si la persona tiene antígenos contra la cisticercosis. Este mecanismo se logra al utilizar enzimas con anticuerpos monoclonales que identifican a los epitofos (fragmentos de antígenos o proteínas de las tenías). Este procedimiento dura dos horas y media, logrando el diagnóstico de 90 pacientes. Sin embargo, solo permite saber si la persona está contaminada. Para conocer la ubicación del parásito se realizan tomografías y resonancia magnética.
Después se procede con el método de epidemostología molecular para analizar qué tipo de parásito es. Esto se consigue a través de pruebas en laboratorios que identifican muestras o fragmentos del parásito. Este proceso dura 24 horas. Luego es necesario realizar un proceso de genética molecular, en el que se categoriza a los parásitos. Por ejemplo, las tenias saginatas no son patógenas mientras las tenias solium, si lo son para el cerebro.
El CIZ es el único centro que realiza este programa de control y capacitación de estas enfermedades. Una de sus ventajas es la tecnología que posee.
30 técnicos participan
Los primeros estudios se realizaron con el Centro de Desarrollo Científico de Atlanta.
La Cooperación Belga ha financiado el programa desde sus inicios. EL Ministerio de Salud y la Vicepresidencia también colaboran. La Universidad Central ha gastado USD 500 000.
Hay 30 técnicos que trabajan en este programa con la colaboración de la ciudadanía y autoridades de Loja.