Los teléfonos iPhone emiten una alarma cuando su temperatura interior sobrepasa los límites. Muchos usuarios hacen caso omiso a la alerta. Foto: EFE
Las baterías de litio podrían explotar y los procesadores colapsar el funcionamiento del aparato. Ambientes ventilados y el uso de accesorios originales ayudan a mantenerlos a salvo teléfonos inteligentes.
Pronto los termómetros subirán, y aunque los smartphones pueden soportar hasta 35 grados para funcionar, una exposición prolongada al sol junto a su uso excesivo podrían hacerlos estallar. “Las baterías de litio son ampliamente usadas por su gran capacidad de almacenamiento de energía, sin embargo, el litio es altamente reactivo, por lo que su exposición prolongada a altas temperaturas puede ocasionar que las baterías exploten”, dice Andrés Díaz, investigador del Centro de Energía y profesor de la Escuela de Ingeniería Industrial de la U. Diego Portales.
Las temperaturas de los aparatos suben debido a un uso intensivo de videos, largos períodos de carga de la batería, y usando accesorios y baterías alternativas sin su certificación. Si se suma el hecho de dejar el teléfono expuesto al sol, por ejemplo, en la playa o en la guantera del auto, el resultado podría ser desastroso. “Es de gran importancia contar con sistemas de enfriamiento eficientes o evitar el uso prolongado de las distintas aplicaciones que puedan poner en riesgo la funcionalidad de los teléfonos y tabletas”, agrega Díaz.
Por ejemplo, los teléfonos iPhone emiten una alarma cuando su temperatura interior sobrepasa los límites del aparato, pero muchos hacen caso omiso a la alerta. En caso de los fabricantes de Android, no existen advertencias para los usuarios. Un rendimiento lento puede ser una señal de que el dispositivo no puede enfriarse y si, ayudado por el clima y el mal uso, la temperatura interior llega a su límite (sobre los 50 ºC), comienzan a fallar muchos sistemas y mecanismos de seguridad.
El año pasado una joven suiza sufrió graves quemaduras y secuelas en la pierna en la que le explotó su Samsung Galaxy S3. Una de las causas más probables habría sido el mal funcionamiento de la batería, debido a un cargador alternativo, que elevó la temperatura máxima establecida por el fabricante. El especialista recomienda evitar el uso prolongado de aplicaciones, así como cargas excesivas de la batería y dejar el teléfono en un lugar que permita disipar el calor en exceso del ambiente. “Tampoco es recomendable mantener el teléfono en lugares de poca ventilación como lo son bolsillos o bajo la almohada, entre otros”.
En el frío
La exposición a temperaturas extremadamente bajas tiene dos efectos directos en la funcionalidad del teléfono: corta duración de baterías y mal funcionamiento de las pantallas, según Andrés Díaz. Sin embargo, la solución para ambos problemas está en aumentar la temperatura del teléfono hasta su valor de operación normal. En un centro de esquí, por ejemplo, si bien la temperatura es considerablemente baja, basta con evitar la exposición prolongada con el ambiente y mantener el teléfono guardado apropiadamente.