Eilam Gross ‘roquea’, en sentidos figurado y literal. Su participación en el equipo que comprobó que existe el Bosón de Higgs y su faceta como músico de rock lo convierten en un científico alejado de los parámetros convencionales.
De origen israelí, Gross dice -en un inglés pausado- que no tiene nada de extraordinario o nada que otros investigadores no exhiban. La obsesión y la paciencia son las dos aptitudes que rigen su vida.
Duerme poco. Prefiere aprovechar el tiempo para escribir, leer o dedicarse a actividades relacionadas con su profesión de físico nuclear. Sentado en el vestíbulo del Hotel Marriott de Quito, resume el impacto de su carrera profesional en su vida personal. La dedicación le costó su matrimonio, pero con un poco de humor negro hoy dice que es “normal” que los científicos sean divorciados.
Es la primera vez que visita Ecuador, pero casi no acepta la invitación porque el “no tengo tiempo” se ha convertido en su mantra. La idea de conocer un nuevo país, ser parte del Concurso Nacional Intercolegial Alberto Einstein y celebrar la Independencia de Israel con sus coterráneos en Ecuador le hizo rever su postura y viajar.
De jean, camisa y zapatos negros y un aro en su oreja izquierda, Eilam confiesa que se considera una persona afortunada. El 2012 fue su año. “Descubrí la partícula de Dios y la partícula de la Diosa”, ríe con picardía. En julio, junto al equipo Atlas, comprobó la existencia de la partícula que dio el origen al universo. En marzo le pidió matrimonio a su novia -también israelí-, Talia Tytiun, en uno de los laboratorios en CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), en Ginebra.
Talia tiene dos hijas de su primer matrimonio y él también tiene otras dos; pero cuando se le pregunta sobre su familia, Gross dice que tiene cuatro hijas.
También vestida de negro de pies a cabeza, Tytiun se integra a la entrevista minutos después de iniciada. Sentados muy cerca, sujetándose las manos, se turnan en las respuestas. Él la deja contestar y entre risas dice que, de tanto escucharlo hablar sobre el Bosón de Higgs, ella puede también dar una explicación clarísima.
En el último año y medio, él calcula que ha viajado en avión 200 veces. De lunes a viernes vive en Suiza y los fines de semana visita a Tytiun en Israel. Ella es psicóloga clínica y, además de atender a sus pacientes en consultas privadas, dicta charlas alrededor del país. Por eso, dice un poco apenada, no puede mudarse con él a Suiza, al menos no por ahora.
En Ginebra funciona el Laboratorio Europeo de Investigación Nuclear donde Gross pasa sus días y noches experimentando. A pesar de su adicción a la ciencia, su familia ahora ocupa un lugar determinante en su vida. En el 2011 a su hermano le detectaron cáncer de páncreas y pocos meses después a él le ofrecieron formar parte de Atlas, el proyecto más ambicioso jamás realizado en el ámbito científico que se creó para recrear el Big Bang y encontrar la partícula de Dios.
“La decisión fue difícil pero mi hermano me insistió en que tenía que tomar la oportunidad y aunque dudé, le hice caso”. Con tristeza cuenta que murió al poco tiempo, pero siempre recuerda con motivación su consejo de cumplir siempre sus sueños.
Gross cree que todos los científicos tienen una meta, un sueño, un deseo. Él se lo planteó en 1987, cuando aún era un estudiante: encontrar el Bosón de Higgs. El profesor de ciencia considera que algunos persiguen esta meta durante toda la vida, otros se rinden en el proceso y algunos mueren en la espera de algún resultado. Él no pertenece a ninguno de esos grupos: a sus 56 años formó parte del descubrimiento científico más relevante del siglo XXI.
Como si se tratara de una clase de geometría básica, explica parte de los experimentos fallidos antes de encontrar la partícula de Dios. “En el mismo túnel colocábamos un electrón y un positrón. Ese era el túnel o acelerador Lep, por ejemplo”, detalla este científico, quien se autodenomina, junto a otros expertos, “cazador de Higgs”.
Cuando se le pregunta sobre el origen de su afinidad por la física nuclear, nombra el libro ‘El Tao de la Física’. Lo leyó en Nueva York, cuando recién había llegado para estudiar música. Lo enganchó tanto que regresó de vuelta a Israel a especializarse en esta rama. En resumen, el libro plantea que el ser humano -en su intento por comprender el misterio de la vida- sigue diferentes caminos, el científico y el místico. Él, evidentemente eligió el primero. Sobre lo místico se limita a decir: “Soy científico, yo no tengo creencias”.
El descubrimiento
- En julio del 2012 SEnS se comprobó la teoría del físico Peter Higgs, quien en 1964 planteó la teoría de la existencia del Bosón de Higgs.
- Desde el planteamiento SEnS de esa teoría hasta el año pasado, cerca de 6 000 físicos estuvieron involucrados en la investigación y costó más de USD 10 billones.
- El Bosón de Higgs SEnS o partícula de Higgs es una partícula elemental propuesta en el modelo estándar de física de partículas, en el que se describen las relaciones entre las interacciones de las partículas.