El olor a dulce de caramelo quemado está en el ambiente y el ruido ensordecedor de las máquinas son el preludio de la elaboración del hilo hecho de plástico. Allí se transforma la materia reciclada en un insumo textil con el que se elaboran jeanes, camisetas, chalecos…
En cinco pisos, Enkador, una fábrica textil inaugurada en 1975, ha distribuido el hilaje de poliéster que proviene del plástico. En cada nivel hay rampas cuadriculadas, a través de las cuales se puede ver parte del proceso de confección.
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Aunque en el país hay unas cuatro empresas más que trabajan el hilo con productos sintéticos, esta firma le apuesta al reciclaje para elaborar su materia prima. Los equipos de la planta, que funcionan desde mediados del 2012 y que se han acondicionado hasta finales del año anterior, con el nombre de Recypet, son capaces de producir chips o resina de las botellas plásticas PET.
Ahí, después del tratamiento especial que se requiere para la trituración de las botellas, se obtiene un chip del plástico, que es posteriormente cristalizado, es decir, se retira el mayor porcentaje de agua posible para que sea un material óptimo para la elaboración del hilo (ver infografía adjunta).
La renovación tecnológica de las empresas textiles que tiene el Ecuador se centra en una inversión para mejorar la maquinaria que tienen y para inventar nuevos productos.
Javier Díaz, presidente ejecutivo de la Asociación de Industriales Textiles del Ecuador (AITE), destaca que en la última década la mayor inversión que han desarrollado las empresas textiles del país tiene que ver con la adquisición de nuevos telares, equipos de hilatura y acabados.
Así, los telares producen una mejor calidad de producto.
Si un equipo anterior usaba 10 litros de agua para tinturar una tela, ahora la relación es tres a uno (tres litros de agua para un kilo). Mientras que en el exterior la relación es uno a uno. “Eso es un avance tecnológico que de traerlo a Ecuador mejoraríamos la eficiencia, bajaríamos los costos y seríamos amigables con el ambiente al utilizar menos agua”, resalta este ejecutivo del sector textil.
La inversión en tecnología en las empresas va desde los USD 500 000 hasta los USD 40 millones según el tipo de firma que sea, el capital de financiamiento que tenga, la producción y mercado que alcance.
Alemania, Suiza, Italia, Japón, China, son los principales mercados desde donde se abastecen los empresarios de nueva maquinaria para sus industrias, según datos de la AITE.
Pero el adelanto no queda ahí. La industria textil le apunta a la nanotecnología con telas elaboradas en nanofibra. El objetivo, a largo plazo, es producir prendas inteligentes. Es decir, la idea es que el usuario no solo sienta la comodidad de la tela, sino que conviva con sus beneficios: ropa que se adapta al clima según la temperatura del ambiente para evitar que el usuario sude, además puede incluso medir las pulsaciones del corazón, etc.
Díaz explica que a través de un proyecto con la Universidad del Conocimiento Yachay se espera que el próximo año se desarrollen los primeros ensayos de la elaboración de estas prendas de vestir.
En el país hay aproximadamente 150 empresas textiles, según la Asociación de Industriales Textiles. Un estudio de este gremio, realizado en el 2010, establece que el promedio de vida de las máquinas es de 10 años y su vida útil es 25.