Tecnología y saberes ancestrales, juntos en una exhibición

Una ceremonia en la comunidad shuar

Una ceremonia en la comunidad shuar

Una ceremonia en la comunidad shuar

Desde hace siete años, Andrés Hidalgo, diseñador multimedia, ha participado en solsticios, equinoccios, danzas del sol, de las estrellas, temascales, ceremonias de cuatro tabacos, de dos tabacos, de ayahuasca, de peyotes y de hongos. En estos rituales ha sentido cómo al escuchar los cantos sagrados de los chamanes, las frecuencias de estas canciones se transformaban en su interior en imágenes llenas de colores y movimiento.

Para compartir estas experiencias con personas que no han tenido contacto directo con alguna de estas ceremonias decidió crear ‘Shungo Ñan’, un proyecto multisensorial en el que transforma las frecuencias de audio de estos cantos ceremoniales en datos con los que genera colores, formas y patrones en movimiento. “Mi intención con este proyecto es visualizar el conocimiento ancestral de nuestros pueblos originarios con la tecnología digital”.

Como parte de ‘Shungo Ñan’ está preparando una exhibición para el 2, 3 y 4 de octubre en la galería Arte Actual (Pradera y Diego de Almagro). Para esta muestra armará un cuarto oscuro en el que proyectará, a través de video mapping, la transformación digital de canciones de Hilario Chiriap, un chamán de la comunidad shuar, y de Amaruk, un disco producido por La Clave del Apu Records.

Este camino del corazón se dividirá en tres momentos: el primero vinculado a la cabeza donde la gente podrá racionalizar lo que está viendo y escuchando; el segundo donde habrá una especie de rito donde se busca que el público entre armonía consigo mismo; y el tercero en el que, a través de proyectores de alta luminiscencia, se generará una serie de haces de luz que tienen como propósito envolver a las personas dentro de lo que están viendo y escuchando para se conecten con su corazón.

Una de las frecuencias sonoras que han sido transformadas para este proyecto es la 963, que estimula la glándula pineal de forma natural cada vez que oscurece. “El puente entre la glándula pineal y el mundo de los sueños es el DMT un químico presente en muchas de las plantas sagradas, como la ayahuasca”, añade este creador al respecto.

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