La técnica es un masaje facial con piedras de bian. Foto: Cortesía Uya Yoga Facial
Las técnicas de belleza asiática, principalmente provenientes de Corea del Sur, Japón y China, se están tomando la industria cosmética global. Una de las novedades en Ecuador es el gua sha, un masaje con piedras ricas en minerales. Si el método se aplica correctamente, las profesionales de esta terapia prometen que el rostro se verá más definido.
Gua sha tiene su origen en la medicina tradicional china y, de hecho, precede a la acupuntura. Se traduce como ‘raspar’. “Usaban esta herramienta para descontracturar. Los emperadores, luego de las batallas o entrenamientos, recibían sesiones de gua sha para estimular la sangre estancada en la piel. Con esta experiencia, la técnica fue migrando a ciertas partes del rostro”, relata Alejandra Manosalvas, terapista ecuatoriana de gua sha y yoga facial.
En la actualidad, esta técnica se aplica al rostro para mejorar la circulación linfo-sanguínea y relajar los músculos de la cara. Manosalvas dice que esto tiene efectos rejuvenecedores, pues a mayor circulación sanguínea, mejor calidad de piel. Las arrugas se mitigan. Además, funciona como un ejercicio, lo que provoca que los músculos de la estructura facial se moldeen y definan.
Uno de los casos en los que el uso del gua sha es ideal es en rostros con ojeras o con hinchazón porque el masaje ayuda a drenar el exceso de agua.
“Tuve un caso de una paciente con papada superflácida. En tres meses, la piel estaba totalmente forrada”, asegura Manosalvas. Ella hace terapias y también da clases personalizadas para quienes estén interesados en seguir la rutina en casa.
Jeanneth Pavón, socia de un estudio de yoga, aplica esta técnica en casa unas tres veces a la semana desde hace ocho meses. “Mi mayor problema estaba en la frente y en las patas de gallo. Tengo 40 años. Todavía se notan las líneas, pero ya es muy leve. Mi mejor resultado ha sido en la frente, pues tenía surcos. Ya no los tengo”, cuenta. Este tipo de resultados se ven, explica la terapista, debido a que el masaje con gua sha borra la memoria gesticular. “Es como un ‘reseteo’ del músculo”, explica.
Antes de conocer el gua sha, Pavón intentó, de varias formas, eliminar los surcos que tenía en el ceño y las arrugas del contorno de los ojos. Probó el bótox y el plasma rico en plaquetas. Aunque los resultados le gustaron, desaparecieron rápidamente.
Pavón también sufría de dermatitis atópica de forma muy frecuente, la cual ha desaparecido paulatinamente con la práctica del gua sha.
“Lo que me gusta del gua sha es que es natural. Es un tratamiento efectivo; implica disciplina y compromiso”, dice.
Si bien existen tutoriales en línea, es necesario asesorarse con un experto. Si no se aplica la técnica de forma correcta, en lugar de tener efectos positivos se puede tener resultados no deseados.
Manosalvas también advierte que las personas que tengan implantes, aumentos de mentón, rellenos o bótox esperen unos tres meses antes de someterse a un tratamiento con gua sha. También es necesario conocer cómo usar la herramienta correctamente en el caso de rellenos, para no provocar la migración de estas sustancias.
Asimismo, la terapista indica que hay ciertos puntos que no se pueden tocar en personas embarazadas, debido a que, al trabajar en puntos de reflexología, se podría provocar la relajación del útero.