El sur sigue en la desidia y el desorden

Cambia, todo cambia, dice la letra de Julio Numhauser en la canción que hizo famosa la ‘Negra’ Mercedes Sosa. Para el sur de Quito eso parece, una vez más, una utopía.

Parece que este populoso sector de la capital, con un universo poblacional de más de 800 000 personas nació, como dicen los quiteños, ‘medio salado’.

Postergado por culpa del Primer Plan Maestro que tuvo Quito, diseñado por el uruguayo James Odriozola en 1940, que lo definió como el hogar de pobres y obreros, el sur siempre ha sido otro mundo, desordenado y feo. Por décadas ha sido carente de servicios y equipamientos de calidad.

Eso empezó a cambiar hace 15 años, cuando se comenzó a levantar Ciudad Quitumbe y se reforzó la proyección urbana con equipamientos y servicios como la Administración Municipal Quitumbe, el parque Las Cuadras, la Terminal Interprovincial de Transportes, la Unidad Educativa del Milenio, el parque Metropolitano del Sur, entre otros equipamientos…

No obstante, todos esos emprendimientos se emplazaron alrededor de las 150 hectáreas de Quitumbe y nada más... Muy poco si se considera que el sur se extiende desde la Villa Flora hasta Cutuglagua y desde la Simón Bolívar hasta las faldas del Pichincha. Los pocos aportes -de vivienda, más que todo- que se han realizado en esos sitios son privados.

Con eso, evidentemente, no alcanza. El sur sigue desordenado, sin brújula. Las calles siguen colapsadas y los remedos de veredas asaltados por muchos ciudadanos sin civismo; otro de los males de esta hermosa zona quiteña.

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