La característica común de los maestros a tiempo parcial es que son los más reconocidos en las distintas áreas donde laboran y son las cartas de presentación de la institución.
Por mencionar algunos casos, en la Universidad del Azuay se destacan Édgar Rodas, investigador y ex ministro de Salud; Jaime Moreno es oncólogo e investigador y Oswaldo Encalada investigador de temas sociales y lenguas, entre otros.
El tiempo parcial va de ocho a 20 horas a la semana, que se pueden cumplir en docencia o investigación. Sus remuneraciones también varían dependiendo de la antiguedad, bonos de responsabilidad, categorización y horas de docencia.
Solo como docente su sueldo básico promedia los USD 1 000 y es uno de sus múltiples ingresos. Moreno no especifica sus ingresos. Él labora en la UDA, es investigador y médico del IESS. También tiene un consultorio y un laboratorio de hematología.
Su jornada inicia a las 07:00 con la visita a los pacientes del IESS y acaba pasadas las 20:00.
Otro ejemplo es el ingeniero Diego Idrovo, quien labora en la Universidad de Cuenca y es Director de Ingeniería Civil y Medio Ambiente en la empresa eléctrica Elecaustro.
Según él, su experiencia favorece en la enseñanza. Para Idrovo, cuando un maestro labora a tiempo completo adquiere mayor sentido de pertenencia a la institución, pero dice que el bajo sueldo no se compadece y les obliga a buscar otros ingresos.
Para aumentar su sueldo, Fernando Chica, de 45 años, dedica 28 horas a la semana a la docencia en la UPS, en materias relacionadas a la ingeniería automotriz. Ha colaborado en proyectos de investigación, el más reciente es cómo reducir los niveles de contaminación por la emisión de gases de los motores de los vehículos.
Otra parte de su tiempo lo emplea en su taller (arreglo de vehículos), peritajes, avalúos, inventarios, etc. Para él, la experiencia adquirida en el trabajo se lleva a la universidad y se comparte con los alumnos. “Hay temas que no se dan en las universidades”.
“Si nos quedamos solo en la universidad estaríamos como una burbuja teorizando y desconectados de la realidad”, aporta Vicente Samaniego, de la UPS.