Un detalle del montaje de ‘Púlpito’, una pieza de Stéfano Rubira exhibida en la sala de la galería NoMínimo. Foto: Cortesía NoMínimo
El artista guayaquileño Stéfano Rubira reprodujo en madera de cedro el púlpito de mármol de la Iglesia Santo Domingo de Guzmán, la más antigua de Guayaquil, reconstruida en 1938. Y lo exhibe suspendido en el aire, de forma invertida, en la galería NoMínimo.
La instalación escultórica lleva por título ‘Púlpito (Diálogos subjetivos)’, un proyecto premiado por los fondos concursables del Ministerio de Cultura y Patrimonio en su convocatoria 2015-2016. La exhibición de la obra fue inaugurada la noche de este miércoles 20 de enero y permanecerá abierta hasta el 14 de febrero en la galería del centro comercial Plaza Lagos, en la avenida Samborondón.
La pieza propugna por una experiencia estética, casi como “un acontecimiento ceremonial”, al reproducir a escala uno de los pocos púlpitos que quedan en Guayaquil, una pieza de estilo bizantino y con un tornavoz superior.
Entre los temas que atraviesan el proyecto están cuestiones como la colonización, la predica y la evangelización “como métodos de orientar al conocimiento de una manera sesgada”, explicó Rubira, de 36 años. “Me interesa rescatar esta idea de lo sagrado y activar discusiones alrededor de ello”.
El artista busca rescatar categorías estéticas menospreciadas por la modernidad. Y los cuestionamientos de la obra le apuntan también a conceptos y teorías modernas de estado, “que son conceptos teológicos secularizados”, según Rubira.