La hamburguesa de soya es uno de los platos más pedidos en el restaurante The Green Choice, en Quito. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.
El seco de chivo, la fritada, las hamburguesas, las albóndigas y el chorizo también pueden ser de soya. Aunque generalmente se la asocia con dietas vegetarianas, las diversas presentaciones en las que se la encuentra en la actualidad permiten que pueda ser parte de toda comida.
Marco Molina, propietario de la empresa Green Products, afirma que las personas acostumbran a tener siempre carne en sus platos, sin tomar en cuenta que la soya y la proteína vegetal también pueden ser una opción para el organismo.
Después de sufrir un preinfarto y varias migrañas seguidas en menos de 30 días, su doctor le recetó que cambiara de estilo de vida y de alimentación. Reducir la carne de su dieta fue una de las principales recomendaciones. Al principio cuenta que fue difícil, ya que no contaba con opciones en el mercado por lo que pensó que su alimentación sería limitada.
Es por esto que después de viajar a Estados Unidos y observar la cantidad de productos que se ofrecían hechos a base de soya en los restaurantes y tiendas decidió implementar esta idea en el país.
Con los condimentos, pimentón, lenteja o zanahoria, se añade el sabor a sus productos hechos de proteína vegetal. Así, obtiene los sabores de la carne, el pollo o el pescado pero “más saludables”.
Según datos de La Revolución de la Cuchara, organización de la comunidad vegetariana en Quito, hasta el 2012 había 22 restaurantes que excluyen la carne en su menú. Se la reemplaza con platos hechos a base de soya, trigo o vegetales.
Por otro lado, Juli Rodríguez, administradora del restaurante The Green Choice, explica que desde su apertura, hace siete meses, tenían en mente la idea de una “convivencia en acción” entre personas vegetarianas y no vegetarianas.
Generalmente, quienes no comen carne en un grupo deben buscar otros espacios para alimentarse, según Rodríguez. Para evitar esta situación, sus platos dan la opción de pedirlos con carne o con soya y cuentan con siete platos vegetarianos.
Además, afirma que aunque al principio la idea se dirigía hacia los vegetarianos, cada vez son más las personas que, aunque comen carne, optan por estos platos. “Los prueban una vez y no pueden dejar de pedirlos”, cuenta la administradora de The Green Choice. La milanesa de trigo o la hamburguesa de soya son los más solicitados en el restaurante.
Sus preparaciones también añaden el sabor de los productos de origen animal para que las personas que no están acostumbradas puedan disfrutarlo. Por ejemplo, en las albóndigas se puede percibir un sabor a jamón ahumado y en la milanesa se siente el pollo.
A los alimentos hechos con maíz o trigo se les añade paprika, sal, comino o ajo para agregar un sabor diferente. En el caso del pescado, el olor se le puede dar con el alga nori.
“Por no ingerir carne no se debe dejar de comer rico”, asegura Molina y explica que la idea es integrar poco a poco estos productos a la dieta común. Personas que quieren cuidar su salud y no necesariamente sacar la carne definitivamente de su dieta, son el mercado objetivo de estas iniciativas. Es por esto que se hace énfasis en usarlos como una alternativa y no un reemplazo.
Su propuesta es que quienes inicien este hábito lo hagan con “uno de siete”. Es decir que un día a la semana se consuma proteína de origen vegetal para que en futuro se pueda convertir en un hábito al ver los beneficios que trae a su salud.
Esta idea se suma a la campaña que se difunde a escala mundial desde el 2003: Meatless Monday (Lunes sin carne). A través de esta se incentiva a la población a no ingerir la proteína animal por un día para mejorar su salud y contribuir al planeta.