Leiter Moreira es uno de los vendedores que ofrece una amplia variedad en sombreros en su tienda, en Daule. Foto: Enrique Pesantes/EL COMERCIO
Solo se lo quitan para bañarse, comer o dormir. Forma parte de su cotidianidad y representa su orgullo. La calidad, tamaño, color y modelo muestran una posición económica y los adornos hasta revelan el tipo de trabajo de quien lo viste.
El uso del sombrero para el montuvio, que se asienta principalmente en Guayas, Manabí y Los Ríos, es un sinónimo de reverencia y de tradición.
Hay de paja toquilla, paja de macora, de fibra, cuero, tela e incluso de plástico. Se trata de un accesorio que forma parte de la vestimenta diaria del montuvio, quien viste camisa blanca y pantalón corto o largo de tela. Algunos complementan su atuendo con pañuelos de colores para su cuello.
En cantones guayasenses como Daule, Santa Lucía, Salitre, Lomas de Sargentillo, Palestina o Nobol es común ver entre sus calles que los hombres los usen, principalmente cuando el sol es canicular.
Justamente es el clima caliente del trópico el que se liga al origen del uso de este sombrero, según el historiador Willington Paredes.
Él explicó que también hubo una influencia de la tradición heredada por la comunidad andaluza, pues dijo que los jinetes de esa zona española tienen por hábito cubrirse el cráneo. Incluso, dice el historiador, tienen rodeos similares a los montuvios.
Paredes contó que en el año 1800, el sombrero era de uso común no solo en el área rural, sino también en la ciudad. Pero ya en la década de 1970 se perdió de a poco la costumbre en las ciudades por la irrupción de otras prendas similares y más modernas. De ahí que hoy se relaciona el uso del sombrero con la población campesina.
Paredes relató que el montuvio terrateniente usa principalmente el sombrero de paso fino, que es elaborado con paja toquilla. Su costo puede llegar hasta los USD 150.
Mientras, los montuvios agricultores usan sombreros de paja toquilla no tan elaborada y para las faenas los hechos con paja de mocora. Este último tiene un ala ancha similar al de un charro mexicano. El material es grueso e ideal para las faenas en el campo. Cuestan entre USD 4 y 50.
Según Paredes, hace 200 años los montuvios usaban sombreros netamente de paja toquilla. Fue a partir de la década de 1930 que incursionó el sombrero de cuero originario de la provincia de Azuay.
“Los principales tejedores son manabitas, Montecristi es el origen. En 1800 la paja toquilla fue llevada a Cuenca, donde también se empezó a elaborarlo”, relató Paredes.
Hoy, los modelos de los sombreros tienen distintos significados. La herradura, por ejemplo, es para la buena suerte; la estrella, significa sabiduría; la cabeza de una vaca, que una persona es ganadera y si es un caballo, se trata de un jinete.
Entre la población montuvia se hace eco de la reverencia al sombrero. Israel Franco, de Lomas de Sargentillo, comentó que su fallecido padre le inculcó su uso. “Uno se puede olvidar hasta de su mujer en casa, menos del sombrero”.
En tiendas de artesanías de Santa Lucía y Daule sobresalen los sombreros. Los agricultores y turistas son los principales compradores.
En la talabartería Moreira, ubicada en la esquina de las calles Piedrahíta y Ayacucho, en Daule, su administrador Leiter Moreira aseguró que la población montuvia ya ha forjado una identidad propia.