En zonas rurales hace falta mayor información sobre citas para vacunarse

Así estuvo el miércoles 30 de junio del 2021, el centro de vacunación que fuera abierto en el colegio César Dávila de Cuenca. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

Sentada en el umbral de su casa en la parroquia rural de Puéllaro -acceso a la Ruta Escondida de Quito-, María Torres, de 65 años, recuerda que hace un par de semanas vio un movimiento intenso en las calles. Grupos de personas subían hacia la Escuela Luis Napoleón Dillon. Le llamó la atención y preguntó qué ocurría. Le dijeron que iban a vacunarse contra covid-19.

De inmediato -cuenta- se colocó su mascarilla, tomó un frasco de alcohol y fue hasta el plantel, que está a cinco cuadras de la vivienda. Es uno de los 24 vacunatorios de Quito y el único para la zona norcentral de Pichincha.

En la escuela, María y su hija de 45 años, con 75% de discapacidad, esperaron unas dos horas para recibir las dosis. “No tengo Internet ni celular. En el centro de salud no me dieron respuesta. Si no preguntaba nos quedábamos sin vacuna”, relata la mujer. En su casa tiene una ‘tele’ y un radio.

A pocas cuadras queda el Gobierno Parroquial (GAD), presidido por José Pullas, quien afirma que han apoyado para la inmunización. Los primeros días ubicaron vehículos para el traslado de personas con movilidad limitada, desde las comunas alejadas de Aloguincho y Alchipichi.

También activaron chats comunitarios: Ruta Escondida y Puéllaro Seguro; más su web. Pullas cree que de esta forma el llamado llegó a 6 000 residentes en edad de vacunarse.

Adultos mayores como Carmen Morales, de 69 años, no opinan igual. Ella no vive en zonas alejadas sino en el centro, pero no sabe cómo usar dispositivos. Tuvo que preguntar a sus vecinos y en el centro de salud sobre las dosis. “Fui por casualidad”.

Alberto Andagana, presidente de Tiliví, en la parroquia Pasa, teje canastas con totora. Dice que pocos adultos mayores se han vacunado. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

A las 16:00, en el vacunatorio habilitado ya no había gente -en la ciudad se extiende hasta más de las 17:00-. “Están hasta las 14:00; hay más movimiento en la mañana”, relata Pullas.

Cerca de Puéllaro se ubica Perucho, la segunda localidad rural de la Ruta Escondida. Allí optaron por usar métodos de comunicación tradicionales, como perifoneos, para convocar a la vacunación. El vocal de proyectos sociales, David Ayala, está a cargo.

Días antes de la llegada de las brigadas toma su megáfono y recorre las calles. Lo hace a pie o en vehículo.

“Vecinos y vecinas, las brigadas de vacunación contra covid-19 llegarán el próximo 9 de julio. Acérquense al parque central, de 08:00 a 17:00”, dice.

Para él, esto es esencial, ya que muchos no cuentan con Internet en sus hogares ni teléfonos con datos.

En Ecuador se reportaron 11,8 millones de cuentas con conectividad, eso significa que 68 de cada 100 habitantes tenían acceso, a marzo. Si se compara con el mismo período del 2019 -antes de la pandemia- se ve que hay un leve crecimiento: dos puntos porcentuales, según la Arcotel.

En el área urbana, 61,7% de hogares tiene acceso a Internet; frente a 34,7% en viviendas rurales, según la Encuesta de TIC del INEC, publicada en abril pasado. Esa limitación ya causó dificultades para el teleestudio.

Ayala comenta que la falta de acceso ocurre más en zonas alejadas como Ambuela, por lo se coordinó con la trabajadora del Infocentro, para ayudar a quienes requieren consultar fechas. “Ayudé a 20 personas en mayo y junio”, relata Priscila Chamorro, facilitadora. Ha registrado a 420 mayores de 60 años y con discapacidad, que se inocularon en esos meses.

En la zona, la mayoría de adultos mayores estaría inmunizado. Según datos del GAD, 200 de 890 son personas de 65 años en adelante.

Siguiendo la Ruta Escondida hacia Chavezpamba, por una vía de dos carriles, se levantan unas pequeñas casas. En una vive Juan Ribadeneira, agricultor de 46 años. No sabe cuándo le tocará el turno de vacunación; aunque, según el cronograma del Ministerio de Salud, la cita está prevista para el 14 de julio. “No tengo miedo al pinchazo, pero no hay información”.

El presidente de San José de Minas, Tarciso López, ha pedido ayuda al Ministerio de Inclusión para llegar a comunidades alejadas. Sí se ha vacunado, pero a menos de la mitad de adultos mayores (1 200). “No avanzamos igual que en la ciudad”.

David Ayala, vocal de proyectos sociales del GAD de Perucho, perifonea la próxima fecha de vacunación anticovid-19 en la zona. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

El martes, la ministra de Salud, Ximena Garzón, dijo que se ha coordinado con líderes comunitarios, se ha entregado panfletos y hecho acuerdos con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), para, por ejemplo, ir en lanchas a zonas difíciles.

Salud habló de ausentismo en vacunatorios, por lo que redujo su número. Por ejemplo, 10 puntos se unificaron en un solo lugar: Bicentenario.

En comunicados informó que hasta el 17 de junio pasado, el 30% de los mayores de 80 años no se presentó y tampoco 25% de mayores de 65.

La falta de difusión de la campaña podría ser la razón. En Cuenca hay 16 vacunatorios, dos en las parroquias rurales de Molleturo y Ricaurte, de mayor población. Pero casi todos registran escasa presencia de personas.

Eso se evidenció el pasado miércoles en el César Dávila, en Cañaribamba. A las 15:00, el personal sanitario esperaba en sus estaciones.

Rosa Naranjo, de 60 años, llegó a las 15:00 acompañada de sus hijas de 32 y 20 años. Cuenta que anhelaba que llegue este día y que se enteró de la cita porque sus hijas estaban pendientes de la plataforma web. “Nunca me llamaron”, dice Naranjo. Consultó si podían inocularse sus hijas, pero le explicaron que no les correspondía.

Para enfrentar el ausentismo, la zonal 6 del MSP se apoya en las juntas parroquiales, para que las personas que están habilitadas se acerquen al punto más cercano de la ciudad. Pero también hay brigadas móviles.

En Molleturo, la junta parroquial apoya con un vehículo para el traslado del personal sanitario a las comunidades, dos veces por semana. Un día antes hacen el perifoneo.

En zonas rurales de Tungurahua, la situación es similar. Willian Toalombo vive en Pasa, parroquia rural de Ambato. Allí no hay una campaña de comunicación; no se han colocado carteles anunciando a quiénes les toca su turno ni se han realizado perifoneos en sectores alejados.

En el centro poblado no todas las personas de la tercera edad fueron vacunadas. Hay adultos mayores que viven solos y necesitan ayuda, comenta Nelson Alobacha, líder de Castilla. Por la ubicación geográfica, dice, se dificulta el acceso a señales de radio y televisión y de Internet. “Están vacunando, pero falta el perifoneo”.

Nicolás Shugsa, de Tiliví, de 63 años, reitera que necesitan más información en las comunidades alejadas.

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