La vacuna anticovid-19 también divide a familias

Algunas personas creen más en los efectos adversos o mitos que ya han sido desmentidos a nivel local y mundial. Foto: Freepik

La vacuna contra el covid-19 ha llegado a modificar las dinámicas familiares. Ya sea por razones religiosas, espirituales o convicciones personales, hay quienes no están convencidos de su eficacia. Esto se ha convertido en un tema de debate y, en algunos casos, de fricción en los hogares, en donde conviven vacunados y los que se niegan al pinchazo.

En Ecuador hay 10,1 millones de vacunados con ambas dosis y la cifra continúa en aumento. Incluso, ya se empezará a administrar la tercera dosis a adultos mayores.

Mientras la campaña de vacunación avanza y la pandemia lleva 19 meses, algunos creen más en los efectos adversos o mitos que ya han sido desmentidos a nivel local y mundial.

Amada Mina es de la tercera edad, junto a su segunda hija, de 31 años, no están de acuerdo con la vacuna. Ambas se niegan a inocularse y prefieren aplicar estrictas medidas de bioseguridad en su hogar. Salen pocas ocasiones, como en el inicio de la crisis sanitaria.

Su primera hija, de 37 años, en cambio, optó por vacunarse. La joven es alérgica y su esposo e hijos también se inmunizaron. Esto ha ocasionado diferencias entre las hermanas. La primera se ha convencido de que las vacunas, supuestamente, introducen ciertas enfermedades que en algún tiempo se manifestarán. Teme que sea un peligro y que pueda contagiarse más fácilmente del covid-19.

Las diferencias de criterios se han extendido al resto de la familia. Los sobrinos de Mina, que son enfermeros, explican sobre los beneficios de vacunarse y presionan para que se inmunice, pero ella se resiste.

Mina continúa con su convicción de que, si se cuida adecuadamente, no necesitará colocarse la fórmula. Durante la pandemia, cuidó a personas con covid-19 y afortunadamente no se contagió.

Su idea es esperar a que existan más estudios, porque no puede creer que la hayan fabricado tan rápido y ha escuchado que puede causar problemas como hipertensión.

A esto se suman creencias erróneas, como que causa infertilidad; que se inserta un chip o que cambian la ingeniería genética de las personas. Incluso, en redes sociales y la Internet, se han difundido videos en los que se ve cómo ciertos artículos se pegan al brazo del que se recibió la dosis.

Esteban Ortiz, investigador de la Universidad de las Américas, explica que estos son algunos de los mitos que existen en torno a la vacuna, que ya han sido desmentidos.

El médico sostiene que esto es falso, ya que las vacunas actuales, como Pfizer, tienen información genética que codifica la proteína del virus. Estas no transmiten covid-19, como cree la hija de Mina.

También están las creencias de que son fabricadas con células fetales y esto influye en quienes no quieren vacunarse por temas religiosos o espirituales.

Magdalena R., de 31 años, cuenta que su madre es astróloga y no cree en las vacunas porque sostiene que ingresan sustancias dañinas en el cuerpo. Esta joven decidió vacunarse y todos los días trata de convencer a sus padres de hacerlo. Hasta el momento, no ha tenido éxito.

Para ella, esto se ha convertido en una preocupación constante, ya que sus padres son del grupo de la tercera edad. A su madre no le gusta la idea de que le introduzcan esta sustancia extraña en su cuerpo y cree que la enfermedad puede ser controlada de otras maneras.

Magdalena, por otro lado, teme contagiarse a pesar de estar vacunada. Ella confía en la evidencia científica que existe en torno a todas las vacunas y actualmente cuenta con las dos dosis de Pfizer. Esto ha provocado constantes discusiones. Su padre sigue el ejemplo de su madre y tampoco quiere hacerlo.

Ambos son amantes de los viajes. Magdalena cree que solo por esta razón sus padres accederán a vacunarse en el futuro. Para viajar a Estados Unidos, por ejemplo, ya es un requisito contar con las dos dosis.

María S., de 31 años, vive una situación similar con su familia. Aunque ella no estaba muy convencida de vacunarse, llegó la fecha de su turno y decidió administrársela. No tuvo efectos secundarios, como creía, ni otros problemas que temía.

Su padre, por otro lado, se niega a hacerlo por el momento, ya que sus médicos, especialistas en medicina natural, le recomiendan aplicar otras medidas. Toma ciertas preparaciones y mantiene su sistema inmune saludable al consumir una alimentación balanceada.

María ha tratado de convencerlo en algunas ocasiones, pero no ha logrado hacerlo. Trata de respetar su decisión. El problema es que, cuando ella acude a las reuniones familiares con tíos y primos, le toca responder a los cuestionamientos que todos hacen sobre la elección de su padre. Además, ya no lo invitan a eventos por temor a que pueda contagiar el virus.

Para Ortiz, en un país como Ecuador, no es común que las personas crean en estos mitos, sin embargo, reconoce que aún existe este tipo de creencias y miedos que alejan a las personas de la vacunación.

Los mitos

La vacuna no contiene un microchip y no se administra para seguir los movimientos de los inoculados.

El ADN de las personas no se modifica por la vacuna ni interactúan entre ambos, como muchos afirman.

El covid-19 no puede ser causado por las vacunas. Estas no introducen el virus a los inoculados.

Es falso que la vacuna pueda magnetizarlo como un imán. Esta falsa información se difundió en redes sociales.

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