Silvia Vega, consejera del Caces. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Corre julio del 2019 y rectores y profesores conocen el modelo con el que se evaluará a 55 universidades y politécnicas de Ecuador. Silvia Vega, del Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Caces), conversó con este Diario.
En el 2009, en Ecuador se hablaba de la evaluación de desempeño, había críticas, ¿cuánto ha cambiado la universidad?
Efectivamente, en esa primera evaluación del Conea que se desprendió del mandato 14, hubo un diagnóstico de las universidades. Ha cambiado muchísimo la concepción sobre el valor de la evaluación, al principio causó rechazo y ansiedad, pero se han dado cuenta de que el proceso ayuda a identificar fortalezas y debilidades.
¿Cuántos procesos de este tipo se han realizado?
Vamos por la tercera evaluación. La del 2009, emprendida por el Conea; en el 2013 se hizo la primera evaluación a cargo del Ceaaces; y en el 2015 hubo solamente una posibilidad de recategorización, de la que participaron 15 universidades, que querían cambiar de categoría.
¿Desde cuándo trabajan en este nuevo modelo?
El proceso comenzó con la reforma a la Ley de Educación Superior (LOES), en agosto del 2018. A partir de eso, el Caces inició una adecuación del modelo.
¿Cuál es la diferencia entre este modelo y el otro?
Este es un modelo más compacto, con 20 estándares, a diferencia de los anteriores que tenían 37, 42 y 55 indicadores. El eje es el equilibrio y la articulación de funciones sustantivas: docencia, vinculación con la sociedad e investigación. Y condiciones institucionales o aspectos materiales, organizacionales, incluso axiológicos, como igualdad de oportunidades.
¿Y al final ya no habrá categorización de las ‘U’?
Así es, el resultado final no es la categorización de universidades sino la acreditación. Se evaluarán condiciones básicas esenciales.
¿Las universidades solo deben pasar mínimos, lo básico que se requiere?
Sí, pero no lo básico en el sentido de un piso demasiado bajo, aspectos esenciales.
Se decía que la categorización se usó políticamente. Pero, ¿ahora cómo saber algo sobre la calidad de cada centro?
Todos los centros podrán acreditarse, pero con diferencias, y eso se transparentará; los informes serán públicos. Además, habrá otro mecanismo para visibilizar las fortalezas de las universidades como la evaluación con fines de cualificación, proceso voluntario que mostraría fortalezas en A, B y C campos.
Es decir, al final el usuario, el estudiante, podrá ver en línea si una ‘U’ es más fuerte en Medicina?
No, ese es un proceso adicional, que se hará después de esta evaluación externa que se empezará a aplicar desde septiembre. Se hará después, cuando soliciten cualificaciones específicas, en áreas de salud, por ejemplo.
¿Cuánto tiempo tomará la evaluación, que arrancará en septiembre?
Evaluaremos a 55 universidades; el proceso comenzará en septiembre y terminará en febrero del próximo año. En esa fecha se cumplirían los 18 meses que le dieron al Caces, a partir de la aprobación de la reforma a la LOES, que se concretó en agosto del 2018.
¿Qué pasará con las universidades que no consigan la acreditación? ¿Hay como un ‘supletorio’?
(Sonríe). El artículo 96.1 de la LOES dice que las instituciones que no resulten acreditadas en este proceso tendrán la opción de ser nuevamente evaluadas, hasta tres años después, luego de haber cumplido con un plan de mejoramiento. Esta evaluación no dará lugar al cierre, en una primera fase.
¿Cuántos puntos debe alcanzar un centro?
Este modelo es esencialmente cualitativo, el cumplimiento de 20 estándares puede darse en una escala de cinco niveles: satisfactorio total, aproximación al cumplimiento, aproximación parcial, cumplimiento insuficiente y evidenciar incumplimiento. Sobre las cinco escalas se han establecido condiciones mínimas.
¿Por qué limitaron el número de publicaciones a 10 al año por autor?
En el 2017, por ejemplo hubo 8 600 publicaciones de profesores ecuatorianos. Solo 51 autores tienen más de 10. Es menos del 1%. Algunas redes de investigación tienen la política de colocar como autores a todos los miembros. Pero es imposible hacer trabajo original a ese ritmo.
¿Solo reconocerán a cuatro coautores?
Buscamos evitar malas prácticas, ya que identificamos que adicionan a autoridades o amigos. Así que decidimos ubicar un número de autores promedio según el campo de la investigación. En las de salud, por ejemplo, hay más porque participan quienes experimentan.
Su trayectoria. Doctora en Ciencias Sociales, especializada en Estudios Andinos. Consejera del Caces, de la comisión de evaluación.
Su pensamiento. Ya no hay ansiedad y rechazo a la evaluación, se sabe que sirve para identificar debilidades y fortalezas.