Reglamento regula práctica de la medicina ancestral tsáchila

Zaracay  tiene una certificación para ejercer la medicina  ancestral.

Zaracay tiene una certificación para ejercer la medicina ancestral.

Zaracay tiene una certificación para ejercer la medicina ancestral. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO

En el documento se puntualiza de forma concreta quiénes son chamanes, vegetalistas y ayudantes para la práctica de la medicina ancestral en la nacionalidad Tsáchila. Esta diferenciación está acompañada de los nombres y certificados de quienes ejercen esta tarea.

Son datos que constan en el Reglamento para la práctica de la Medicina Ancestral de la etnia tsáchila, una nueva normativa en materia legal para este grupo étnico de Santo Domingo de los Tsáchilas.

El 30 de junio se la dio a conocer de manera oficial ante el Ministerio de Salud y actualmente se espera su difusión. Consta de 30 artículos y siete capítulos donde constan los derechos, obligaciones, sanciones, régimen económico y dos disposiciones generales.

La propuesta del reglamento se venía discutiendo desde hace 10 años, pero no había tenido el consenso de todos los
2 500 integrantes de la etnia. La iniciativa fue del ex gobernador tsáchila Héctor Calazacón, quien vio la necesidad de poner en vigencia una normativa física ante las denuncias que recibían de personas que decían ser engañadas por supuestos tsáchilas, en otras provincias del Ecuador.

Calazacón cuenta que, en efecto, hubo quienes no son de la etnia y en épocas pasadas veían de cerca una parte de los secretos ancestrales. Él recuerda que eso ocurrió con el extinto líder y gobernador vitalicio, Abraham Calazacón, quien de buen gesto permitía tener ayudantes mestizos, pero no necesariamente para el tratamiento de las hierbas y limpias, sino para labrar las fincas o los terrenos.

Eso aún sucede en las siete comunas de la nacionalidad. El coordinador de los chamanes tsáchilas, Héctor Calazacón, exhibe como prueba una docena de hojas volantes donde se leen nombres de mestizos que afirman conocer la medicina de los tsáchilas y prometen sanaciones.

Según Calazacón, la falta de una normativa les impedía impulsar denuncias ante estos casos. Precisamente el reglamento habla de sanciones que van desde los USD 50 a 100 a quien asegure que es un chamán certificado sin serlo.

También deja abierta la posibilidad de que el presunto infractor sea denunciado en concordancia con otras leyes. En la nacionalidad Tsáchila ya existían los estatutos que por más de 30 años fueron su única evidencia física legal reconocida ante el Estado. Pero el reglamento que fue presentado hace 10 años no se autorizaba por falta de una actualización.

Entre los cambios que se hicieron hasta antes del 30 de junio están los montos de las sanciones. Estas anteriormente contemplaban apenas USD 7 de multa económica. Otra incorporación fue que el poné (chamán) tenga al menos una hectárea para conservar las plantas medicinales y así garantizar su repoblación.

La normativa además reconoce al Consejo de Ancianos Tsáchilas, que por años fue solo un grupo simbólico. La diferencia es que ahora el adulto mayor debe ser designado por su propia comuna, en base a su trayectoria, honorabilidad y años de experiencia de las tradiciones. Incluso abarca certificaciones para las mujeres que se dedican a las labores de las parteras y sobadoras.

El gobernador Tsáchila, Javier Aguavil, asegura que para actualizar el documento fue necesario hacer un censo. La idea era tener una base de datos con los nombres de los chamanes, parteras y sobadoras. En total se registraron 103 personas en las siete comunas.

Juan Carlos Zaracay, uno de los expertos vegetalistas autorizados, sostiene que este avance legal les permitirá ejercer de forma transparente. A su consultorio también le llegan denuncias de clientes que fueron estafados.

En una ocasión conoció el caso de un supuesto curandero que lo visitó para proponerle que se confabule con el fin de sacarle dinero a una paciente. Él lo reprimió y lo expulsó.

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