Los vacacionales orientan a los niños

Mechatronic Kids es un taller vacacional de robótica para niños que se dicta en la Universidad Internacional en Quito.

Mechatronic Kids es un taller vacacional de robótica para niños que se dicta en la Universidad Internacional en Quito.

Con materiales reciclados y legos es posible construir desde un carro hasta una araña gigante. Mediante un software y una computadora, un grupo de niños puede hacer que estas figuras se muevan.

No es necesario ser un especialista en programación ni electrónica para hacer un robot ya que la imaginación y el gusto por la tecnología permiten que los pequeños realicen este tipo de proyectos durante el verano.

En Quito existen cursos vacacionales de robótica orientados a niños desde los 6 años. Uno de ellos es Mechatronic Kids de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), que se iniciará el 28 de julio.

Ramiro Brito, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnologías Aplicadas de la UIDE, indica que el taller está dividido en tres grupos. El primero reúne a niños de 6 a 10 años y usan robots Mind­Storms y legos. Mientras que los niños más grandes utilizan el software denominado Arena, con el que pueden dibujar y diseñar la estructura del robot para luego construirlo físicamente.

Mechatronic Kids es un taller vacacional de robótica para niños que se dicta en la Universidad Internacional en Quito. Fotos: María Isabel Valarezo y Alfredo Lagla / EL COMERCIO

En el área de la tecnología, hay varias opciones de cursos para niños. Scratch es uno de ellos y está orientado a la programación con el objetivo de que los pequeños creen sus propios juegos, historietas y animaciones. Dura 30 horas y empezará este lunes.

Nicolás Domínguez tiene 7 años y le gusta todo lo relacionado a la informática. Él ya ha participado en cursos de robótica, pero esta vez quiere aprender a animar figuras y a crear su propia historia.
Sentado frente a una computadora y con la ayuda del ‘mouse’, coloca figuras y les añade movimientos y sonidos.

Santiago Morales, coordinador general de capacitaciones en Clear Minds Consultores, señala que la idea de Scratch es que mientras el niño juega puede desarrollar su creatividad.

Este curso vacacional está dirigido a niños de 6 a 12 años, que son divididos en grupos según los rangos de edades.

Sin embargo, los cursos vacacionales en la ciudad no solo se orientan a las actividades tecnológicas sino también a la gastronomía e investigación.

Yyari García tiene 7 años. Ella afirma que lo que más le gusta hacer son actividades en la naturaleza. “En el futuro quisiera ser arqueóloga para encontrar muchas piezas importantes y ser famosa”. Una de sus compañeras en el taller es Verónica Carrera, de 11 años. Aunque quiere ser médica, cuenta que su actividad preferida es excavar.

Los talleres organizados por el Parque Arqueológico Rumipamba motivan a los niños a conocer más acerca de la historia y cultura del país.

Una de estas actividades es Arqueolocos, que se realiza en una excavación. Varios pedazos de cerámica, encontrados hace 2 000 años, son enterrados para que los niños busquen y así aprendan sobre sus descubrimientos.

Los niños del curso Arqueolocos buscan piezas de cerámica, enterradas en la excavación. El Parque está en la av. Occidental y Mariana de Jesús, en Quito. Fotos: María Isabel Valarezo y Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Este taller es guiado por uno de los miembros del equipo de excavaciones del Parque Rumipamba, quien explica a los niños cómo es el trabajo del arqueólogo.

José Luis Núñez, el ‘arqueoloco’, cuenta que a través de estas actividades se trata de vincular a las familias con este espacio patrimonial. Además, afirma que influye de gran manera en fomentar la profesión en los niños, que no es tan común en el país.

Otras actividades gratuitas que se ofrecen en el Parque Arqueológico Rumipamba los fines de semana incluyen talleres de cerámica, tintes vegetales, hierbas medicinales, caminatas y recorridos.

Para los pequeños que disfrutan de la comida, hay campamentos que se ajustan a sus necesidades.

A Karen Granda, de 9 años, le encanta jugar con la harina. Ella acude al curso de panadería organizado por Gasterea. Allí, los niños reciben todos los materiales y aprenden el proceso para la elaboración de pan, guiados por un chef.

Los niños aprenden a hacer pan en el curso vacacional de Gasterea, ubicado en las calles El Día y El Telégrafo.

Pero si la variedad es la alternativa, el centro abrirá un curso el 4 de agosto para que niños y jóvenes aprendan una variedad de platos. Muffins, cupcakes, pizzas, hamburguesas y dedos de pollo son algunos de ellos. Este taller tiene un costo de USD 70.

Paúl Vargas, encargado del área de Dirección Comercial, afirma que estas actividades ayudan a desarrollar el área motriz y vocacional en los menores.

Suplementos digitales