Las movilizaciones en Argentina han sido recurrentes, contra las políticas de Macri y contra el FMI.
Dolarizar o no dolarizar. Esta es la idea que ronda por la cabeza de miles de argentinos en estos días, como consecuencia de la escalada de la cotización del dólar durante las últimas semanas y, al mismo tiempo, el recurrente pedido de apoyo financiero por parte del gobierno de Mauricio Macri al repudiado Fondo Monetario Internacional (FMI).
El tema está sobre la mesa y los debates van y vienen, desde enfoques de política monetaria hasta aquellos que incluyen el tinte de soberanía, y obviamente ahí es cuando el factor político cobra más peso. Si bien la presencia del dólar no es ajena a los gauchos desde la época de la convertibilidad, ahora la posibilidad de adoptar a la moneda estadounidense tiene más ‘apoyo externo’.
Larry Kudlow, uno de los asesores de la Casa Blanca, en una entrevista a la cadena Fox News (13 de septiembre), anticipó que el Departamento del Tesoro de EE.UU. analiza la posibilidad de emplear un nuevo plan de convertibilidad de la moneda argentina. “La posibilidad de dolarizar podría ser la opción para que la economía pueda resurgir”.
Martín Caparrós escribía hace poco en The New York Times que no hay muchos países con moneda propia donde otra moneda sea tan importante. “En la Argentina el dólar importa porque los montos decisivos -una casa, un auto, una deuda- siempre están en dólares; importa porque nadie ahorra en pesos; importa porque cuando el dólar sube, todo sube; importa porque, ante cualquier temor, los argentinos que pueden corren a comprarlos”.
Al hacer un paralelismo con el criterio de este argentino, cuando Ecuador dolarizó su economía, el exministro de Finanzas, Carlos Julio Emanuel, opinaba que “la preferencia mayoritaria por usar dólares se constituye en una base para ir a una dolarización”. Cuando Ecuador adoptó el dólar en el 2000, el 60% de la economía ya estaba dolarizada.
Tras el comentario de Larry Kudlow, el influyente The Wall Street Journal también activó el debate a favor de que Argentina se dolarice. Entre los beneficios que se ponen sobre la mesa está el hecho de que adoptar este sistema permitiría reducir el riesgo país, bajarían las tasas de interés, se alcanzaría estabilidad monetaria, se lograría dar certidumbre al mercado y se podría atraer más capital extranjero.
Sin embargo, esa idea no convence a economistas argentinos que argumentan que asumir el dólar sería perder soberanía. “Locura”, “absurdo”, “mala idea”, han sido algunas de las respuestas. Mariano Sardans, citado por la publicación Perfil, opinó que dolarizar “sería perder política monetaria y cierta flexibilidad que da la soberanía de la moneda”. Otra opinión contraria es la de Martín Alfie, de la consultora Radar: “No tiene sentido (dolarizar). Casi todos los países de la región y del mundo tienen monedas propias, regímenes que funcionan bien. No hay que inventar la rueda”.
La soberanía es un concepto controversial, pues no existe una definición consensuada sobre sus alcances, sostiene el catedrático Santiago García.
La soberanía alcanza diferentes dimensiones, ya sean políticas, económicas, sociales, culturales. “La soberanía económica implica la autonomía en la política económica para garantizar el cumplimiento de intereses nacionales, en el contexto de las presiones globalizantes”, señala García.
Del otro lado, Luis Espinosa Goded, catedrático de la USFQ, sostiene que actualmente más de 60 países utilizan una moneda común, entre ellos los 28 que integran la Eurozona. Además, explica, las naciones ya dependen de la política monetaria de otro país que es EE.UU., porque las decisiones que adopta la Reserva Federal tienen impacto en todas las economías, por el efecto de la globalización. Añade que a las personas no les interesa de quién es la foto que está en los billetes, le interesa el poder adquisitivo que otorga el dólar.
Pero el debate de una eventual dolarización no solo se concentra en Argentina. El tema también se aborda en Venezuela, aunque con menos intensidad que en mayo de este año. En ese mes se realizaron las elecciones presidenciales y uno de los candidatos, Henry Falcón, propuso esta salida para sacar a ese país de su profunda crisis económica.
Con el triunfo de Nicolás Maduro esa tesis no prosperó. Dolarizar la economía venezolana de manera oficial sería difícil, debido a los bajos niveles de reservas internacionales líquidas, los altos niveles de deuda y la inestabilidad económica que presenta el país.
Desde el 2006 Venezuela comenzó a importar productos y casi un 90% de los alimentos que se consumen en ese país proviene de afuera y como consecuencia, el Gobierno tiene menos dólares para importar, lo que repercute en la escasez de bienes y servicios.
Sin embargo, para Marco Naranjo Chiriboga, un país como Venezuela, con unas reservas probadas de 300 000 millones de barriles de petróleo, no puede vivir en las condiciones económico-sociales actuales. “Tiene en sus manos la solución a su profunda inestabilidad: la dolarización oficial”.
Volvamos a Argentina. Tras obtener USD 57 000 millones del FMI, el gobierno de Macri salió a desmentir la idea de la dolarización. Los recursos le servirán en algo para atenuar la crisis. Además, el tema no está en su agenda, porque aún quiere reelegirse en los comicios de octubre del 2019 y el discurso soberano pesa.