La salud de Paola Valencia se deteriora desde que su medicamento es genérico

Paola Valencia tiene 51 años y padece cáncer; pide ayuda para adquirir el medicamento que le permite mantenerse en pie. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO.

El 20 de diciembre del 2021, EL COMERCIO dio a conocer la historia de Paola Valencia, quien dejó de recibir el medicamento que le mantiene estable, por parte del sistema de salud pública. Luego de seis meses sin tomarlo, la paciente de 51 años con cáncer volvió a recibirlo, pero hace dos meses le empezaron a entregar uno genérico y desde entonces empeora. Ya no camina. Este es el testimonio de su situación actual:

"Parecía que el problema se terminó cuando nuevamente me hicieron la entrega del sorafenib nexavar. Pero hace dos meses que fui a retirar la medicación al Eugenio Espejo me entregaron una caja que dice sorafenib, pero es de una casa comercial que no conocía.

Comencé a tomar y se empezó a deteriorar nuevamente mi salud. En tan poco tiempo, otra vez es notable, a tal punto que permanezco solo en mi cama. Puedo ponerme en pie unos cinco minutos.

¿Cómo es posible que jueguen con la vida de las personas? De pronto me cambian a algo que no da resultado, es inhumano. No sé que hacer, ni a quién acudir.

Después de que me dejaron seis meses sin las pastillas, me dieron de nuevo en febrero. En poco tiempo comencé a recuperarme, decía: ‘bendito Dios ya subí un kilo’.

Desde que tomo el que me dieron hace dos meses tengo más inflamaciones en el cuerpo. Antes estaban afectadas las vértebras uno y dos; ahora es hasta la siete. Están oprimiendo la médula, lo que ocasiona que, al permanecer tiempo de pie, no haya circulación y me falle la movilidad. Me he caído varias veces, no puedo sostener nada en la mano.

Han crecido nuevamente los tumores de mi esternón, es muy notorio. En el cuello también tengo dos nódulos, mucho más grandes. De tantas cirugías que me han hecho, por no tomar a tiempo el sorafenib, ya no hay cómo hacer nada, no me pueden operar.

Sin embargo, no hay negligencia en los médicos. Ellos intentan ayudarme, buscan opiniones de otros que hacen todo lo posible por ver mi mejora, pero llegado el caso, ya no se puede hacer nada.

El permanecer acostada me ha estado acabando. Pasé de ser una persona que tenía actividad a estar solamente en la cama, sin levantarme, pidiendo ayuda. Me sigo debilitando, he perdido el triple de peso. No puedo siquiera ir al baño sola; eso a cualquiera le acaba.

Hasta acostada siento dolor, pero parada se me acalambran las manos y las piernas. El dolor en la columna es terrible.

Está afectado mi hígado, que no estaba así, pues he hecho más metástasis. Acabo de sacar un certificado médico. Antes tenía un Karnofsky de 60. Se refiere a la capacidad de movilidad porque se va perdiendo. Ahora tengo 40, esto no me lo invento yo, me lo da el hospital Eugenio Espejo. En el certificado me indican que sigue progresando la enfermedad, sigo mal.

Antes, cuando yo me ponía mal por la falta de entrega del medicamento anterior, y me lo volvían a dar, el efecto era evidente. Al cuarto día de tomarlo empiezo a sentir mejoría. Con las pastillas actuales es como si no estuviera tomando nada. En mi reciente hospitalización me hicieron tomografías y resonancias. Se dieron cuenta que el cáncer ha avanzado.

Hace 15 días que el médico me vio, me dijo que si las nuevas pastillas no me están ayudando tenemos que solicitar una nueva medicación, pero que eso va a demorar. Le pregunté cuánto y me dijo que, en caso de ser urgente porque un paciente esté muy mal, podría tomar de seis meses a un año".

Paciente presentará acciones legales

"Voy a poner una acción de protección porque necesito tomar el mismo sorafenib u otras pastillas, que no están en el cuadro básico. Pero si dan resultado y me pongo bien deberían incluirlas y no buscar una medicación que, por ahorrarse unos 10 centavos, está matando a las personas.

Mientras las autoridades toman esa decisión necesito comprar el sorafenib del otro laboratorio por mi cuenta. Cuesta USD 3 600 cada caja de 60 tabletas, que me dura 15 días. No debería estar en esta pelea, ya no puedo, pero debo hacerlo porque está en juego mi vida. Tengo hijos, tengo por quién vivir.

Siendo una medicación tan cara se sale de mis manos comprar. Pero voy a luchar hasta el final para que se incluya en el cuadro básico la medicación que sea la adecuada. Y para que retiren la que no me está haciendo bien. Más personas deben estar mal también".

Este Diario pidió la versión del Ministerio de Salud; hasta el cierre de esta nota no hubo respuesta.

‘No es un genérico sino una copia de mala calidad’

Enrique Terán PhD en Farmacología

"Un medicamento genérico es exactamente lo mismo que el original. Su beneficio es disminuir costos, pero no se afecta jamás el efecto con el paciente, se mantiene la misma eficacia. En nuestro país no se cumple de forma adecuada con este concepto. Aparecen copias prematuras del medicamento original. Al hacer una copia anticipada no se sabe exactamente todos los elementos de fabricación.

Se puede saber cuál es la sustancia activa, pero no los excipientes ideales. Con estos medicamentos copia se debe hacer algo indispensable: estudios en seres humanos. Tienen que evidenciar que al administrar van a llegar al sitio en el que queremos que actúe y producir el mismo resultado que el producto original.

La Ley en Ecuador no se está cumpliendo adecuadamente. Les dan el registro sanitario a productos copia como si fueran medicamentos genéricos y eso tiene un impacto terrible. ¿Donde están los estudios de bioequivalencia que demuestren que esos productos se comportan igual que el original? No existen, solo tienen la misma sustancia activa. Esto ha llevado a un concepto equivocado. El paciente cree que el medicamento genérico es malo. Lo que pasa es que no le están dando un genérico, sino una copia de mala calidad".

¿Cómo ayudar?

Paola Valencia hace un llamado a quienes puedan colaborarle para adquirir el medicamento, que es esencial para mantenerse con vida. Cualquier ayuda se puede direccionar contactándola al 0998259888.

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