Plataformas de ‘e-learning’ serán la herramienta básica en el ciclo escolar

Esteban Herrera empezará segundo de bachillerato en casa, siguiendo sus materias en una plataforma.

Esteban Herrera empezará segundo de bachillerato en casa, siguiendo sus materias en una plataforma.

La docente Gabriela Jaque afirma que necesita ejercitar toda su creatividad para generar interés en los chicos. Foto: Archivo particular

Mientras la clase parezca una conferencia, su hija no presta atención. Lo dice María C. Su pequeña empezará primero de básica, en un plantel particular de Quito, desde casa, a través de herramientas virtuales. Los niños de la edad de su hija -reflexiona- necesitan actividades más experimentales y no con textos puestos en la pantalla.

Frente a esa realidad, las instituciones particulares han procurado tener herramientas para el nuevo ciclo según sus posibilidades. En el colegio Isaac Newton adquirieron la plataforma Brightspace, que permite crear archivos digitales con retroalimentación entre estudiantes y docentes, señaló Mauricio Meses, vicerrector del plantel.

Los chicos -afirma Meneses-accederán a libros digitales en el espacio, que cuenta con una biblioteca virtual. Y para gestión académica se usará Idukay, que permite la comunicación entre toda la comunidad educativa (padres, docentes, estudiantes, autoridades), así como el registro de calificaciones, envío de tareas, planificación, entre otras tareas.

Plataformas desarrolladas en el país tomaron fuerza con la nueva normalidad. Runachay, por ejemplo, será utilizada por 50 nuevas instituciones educativas en la Sierra. En total, 250 centros del país trabajan con sus herramientas.

La propuesta, con planes desde USD 8 hasta 25, cuenta con módulos de evaluación en línea, agendamiento de clases virtuales con videoconferencias, foros y seguimientos, señaló Marcelo Saldarriaga, gerente general de Runachay.

Ellos se adaptan a la realidad económica de cada institución, destaca. Para centros cuyas familias cuentan con tecnología y para los que no, se ofrecen herramientas acordes a esa realidad.

Esteban Herrera empezará segundo de bachillerato en casa, siguiendo sus materias en una plataforma. Foto: Archivo particular

La experiencia del período pasado permitió al Ángel Polibio Chaves (APCH) ampliar herramientas que ya usaban para otras áreas, señaló Diego Morillo. Por ejemplo, la aplicación Pear Deck que se usaba para materias en inglés en el nuevo año también servirá para español, ya que permite la interactividad en clases.

Para el uso de estas herramientas, los docentes se han capacitado durante unas 40 y 60 horas, incluso en su período de vacaciones.

El nuevo tipo de educación tiene tres condiciones: herramientas, contenido y metodología, señaló Andrés Hermann, especialista en tecnología aplicada a la educación. “No es lo mismo enseñar en un espacio presencial que generar el proceso virtual”.

Los profesores -señaló el experto- dominan el contenido (conocimiento) y el uso de plataformas (herramientas). “Ahora el gran reto es que se conviertan en creadores de recursos digitales didácticos”. Se refiere, por ejemplo, al uso de mapas de navegación en lugar de la proyección de documentos digitalizados en la pantalla.

Para integrar todas las herramientas necesarias para el proceso de enseñanza-aprendizaje, Maya Ediciones diseñó un proyecto editorial convertido en un entorno virtual que se adapta a las destrezas del currículo nacional. Cada tema del currículo en la plataforma Maya Click cuenta con una actividad de inicio (video interactivo), actividades de desarrollo para consolidar conocimientos y una de cierre para afianzar lo aprendido, detalló Lucía Castro, directora del proyecto.

Entre más de 8 000 recursos se encuentran también evaluaciones que incorporan textos, imágenes, mapas conceptuales, etc. La idea –señaló Juan Páez, editor de Maya– es que los docentes no tengan que buscar recursos, sino que tengan todo integrado. Los alumnos además pueden acceder a videos interactivos, preguntas, juegos, crucigramas, etc.

En la gestión educativa, los docentes pueden acceder a reportes inmediatos de las actividades de sus estudiantes, lo que permite una evaluación sistematizada. Además, a la plataforma acceden los padres de familia, que incluso reciben alertas de tareas no entregadas por sus hijos.

Una preocupación para el sector editorial nacional –asegura Páez– es que las instituciones del sistema fiscal no pueda acceder a estas alternativas. “El Ministerio de Educación no ha hecho ningún acercamiento”.

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