Cuatro horas tomó la nueva ruta de la peregrinación del Cristo del Consuelo, en Guayaquil

La nueva ruta de la procesión del Cristo del Consuelo tomó cuatro horas a los fieles, en Guayaquil. Foto: Joffre Flores/ EL COMERCIO

La nueva ruta de la procesión del Cristo del Consuelo tomó cuatro horas a los fieles, en Guayaquil. Foto: Joffre Flores/ EL COMERCIO

La nueva ruta de la procesión del Cristo del Consuelo tomó cuatro horas a los fieles, en Guayaquil. Foto: Joffre Flores/ EL COMERCIO

Tradición y devoción. Es lo que mueve a miles de personas cada año a ser parte de la peregrinación del Cristo del Consuelo, al sur de Guayaquil. Es lo que motivó a Arnaldo Medina, de 63 años, a levantarse hoy viernes 14 de abril a las 06:00 para seguir la procesión.

La primera vez que lo hizo tenía 6 años y fue de la mano de sus padres. Ahora sujeta la silla de ruedas de su madre, Argelia Becerra de 90 años, enferma de osteoporosis, y camina a paso lento por el suburbio de Guayaquil. Esta vez no tiene peticiones, lo hace por gratitud y fe.

El recorrido comenzó como estaba previsto a las 07:00. Los devotos partieron desde el Santuario del Consuelo, en el suroeste de la urbe, caminaron por la calle A, bajaron por el puente Pío López Lara, conocido como el puente de la A, luego giraron por la calle Balsas hasta llegar la calle Buena Fe conocida como la ‘Ch’ y de ahí hasta el Complejo del Cisne II, donde se levanta el nuevo monumento del Cristo, de 15 metros de altura.

Allí los esperó otra multitud de católicos para recibir con aplausos, cánticos y rezos la llegada del Cristo del Consuelo. La Municipalidad esperaba medio millón de personas. La caminata por la nueva ruta duró cuatro horas, menos tiempo de lo que generalmente tardaba años anteriores, así lo recuerda Pilar Sánchez de 64 años, quien hace 15 asiste a este evento católico. Lleva consigo un rosario, un libro de oraciones y una vela encendida.

“Mis rezos siempre son por mis hijos, uno de ellos sufre de alcoholismo, en este año vengo a pedir con fervor por él”, explicaba mientras se detenía a comprar un ramo de rosas rojas. La procesión se realizó a lo largo de 27 cuadras y contó con un contingente de 845 agentes policiales para resguardar la seguridad.

Además se instalaron dos carpas de atención médica en los alrededores de Complejo Cisne II, con personal de Cruz Roja, Secretaría de Gestión de Riesgos y la Corporación de Seguridad Ciudadana.

Según Milton Pita, coordinador operativo de la Secretaría de Gestión de Riesgos se atendieron a 126 personas con síntomas de insolación, problemas de hipertensión arterial, hipoglucemia e hiperglucemia, aunque sin mayores complicaciones.

Cerca de las 10:00, concluida la caminata, comenzó la intervención del arzobispo de Guayaquil, Luis Gerardo Cabrera, quien se mostró emocionado ante la acogida que cada año recibe la procesión de Viernes Santo en el Cristo del Consuelo, en el suburbio oeste, una de las peregrinaciones más concurridas del país y de Latinoamérica, que se realiza desde 1960. “Es una bendición ver los rostros de las personas de diversas razas, etnias, edades y pensamientos juntas caminando y expresando su fe", dijo.

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