Cientos de guayaquileños madrugaron la mañana de este 17 de diciembre para la ceremonia de inauguración del Cristo del Consuelo. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO
El sol iluminó su piel de bronce. Su rostro suplicante se elevó al cielo cubierto de nubes. Decenas de fieles se reunieron a los pies del Cristo del Consuelo para ser parte de la ceremonia de inauguración de la gigantesta imagen, que marca una nueva ruta de fe en el Suburbio de Guayaquil.
“Lo seguiré donde vaya. Siempre he seguido al Cristo del Consuelo”, confesó Juana Romero.
A las 05:00 de este sábado 17 de diciembre del 2016 llegó con su familia al tradicional santuario de Lizardo García y la A, donde los devotos se concentraron en una misa campal. A las 07:00 emprendieron la caminata por 31 calles de sacrificio, rumbo al monumento elaborado por el escultor Nixon Córdova.
Fue un recorrido de casi tres horas, en medio de cánticos y rezos. Zoila Salas llevó su Cristo crucificado, rodeado por un rosario. “Él nos da tantas cosas: salud, trabajo, la vida… Venimos en gratitud”, dijo.
La procesión del Cristo del Consuelo tradicionalmente se realiza en Semana Santa y llegaba hasta la iglesia del Espírtu Santo. Pero este año se definió el nuevo trayecto para la ceremonia de inauguración de la escultura, instalada en la explanada del Centro de Atención Municipal del Cisne II. Ese será, en adelante, el recorrido.
En el Cisne II, cerca de las 10:00, la multitud se amontonó a los pies del Cristo de bronce y hierro, que pesa 17 toneladas y mide 36 metros de altura. Pedro Pablo Maldonado se acercó lentamente, con dos palos gruesos que usa como bastones. “Como sea vengo a verlo. Vine de lejos; nunca le fallo al Cristo del Consuelo”.
La obra fue instalada a orillas del estero Salado por el Municipio de Guayaquil. En esta semana, máquinas y obreros aceleraban los trabajos de regeneración en la plazoleta de 1 188 metros cuadrados y en los sectores aledaños, donde viven cientos de personas con servicios básicos aún deficientes.
Desde temprano el Cabildo también instaló parlantes y pantallas en las zonas cercanas. Aunque hubo afluencia de gente, no llegó al número que suele concentrarse en Semana Santa.
Durante la inauguración, el alcalde Jaime Nebot dijo que este es un monumento a la fe de los guayaquileños. Posteriormente, monseñor Luis Cabrera, arzobispo de la ciudad, bendijo la imagen.
El alcalde de Guayaquil Jaime Nebot asistió a la ceremonia de inauguración del Cristo del Consuelo. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO
Uno de los momentos más emotivos fue la intervención del padre Ángel Villamizar, párroco del santuario del Cristo del Consuelo, quien hizo un recorrido por la historia de esta tradición religiosa en el país. Su descripción del Cristo fue casi un poema.
“Los pies aparecen crispados. Mientras las manos, traspasadas, se abren en un gesto de perdón. Los ojos profundos escudriñan el alto cielo como buscando una respuesta de piedad. Y la boca entreabierta parece iniciar el grito de toda la humanidad al borde de la desesperanza”.
María José Alvarado no pudo contener las lágrimas. “Es algo maravilloso”, dijo.