Una nueva especie de rana fue hallada en la cordillera del Cóndor

Dos años de investiga­ciones, análisis y salidas de campo sirvieron para que los científicos Ana Almendáriz, Jorge Brito, Diego Batallas y Santiago Ron descubrieran una nueva especie de anfibio.

Se trata del Hyloscirtus cóndor, una especie que hace referencia al lugar de su procedencia (área meridional de la Cordillera del Cóndor). Esta zona, que antes era conocida solo por un conflicto limítrofe, es el hábitat de especies endémicas, algunas de ellas aún no descritas.

Almendáriz informó que desde el momento de la recolección del primer espécimen, en el 2012, se tuvo la certeza de que se trababa de una especie nueva. Esto debido a sus características físicas y a su tamaño, más grande en relación con las otras ranas de ese grupo. “Es la especie más grande del grupo Hyloscirtus larinopygion (70,33 mm)”, apuntó.

Durante las salidas de campo que los investigadores realizaron en el flanco occidental de Cerro Plateado, en el cantón Nangaritza, Zamora Chinchipe, recolectaron varios individuos que luego fueron trasladados a los laboratorios de la Universidad Católica del Ecuador, en Quito. Ahí se les realizaron los análisis molecu­lares que certificaron que se trataba de una nueva especie.

Con este nuevo ejemplar, ya son siete los especímenes descubiertos en el 2014. En el 2011 fueron tres; en el 2012, nueve y la misma cifra se registró en el 2013.

A pesar de estos descubrimientos, Ron informó que este grupo de animales sigue amenazado. A escala mundial se calcula que más de un tercio de las 2 500 especies de ranas, sapos y salamandras descritas están en peligro de extinción y 168 ya han desaparecido.

Los últimos 20 años han sido considerados como los más críticos en cuanto a la disminución de estas especies.

En este sentido, ya hay organismos internacionales, como Save The Frogs, Conservation International, que están trabajando a favor de la especie.

En Ecuador, estudios realizados por la Universidad Católica han determinado que 59 especies (29,2%) están en peligro de desaparecer. “Es una proporción alarmante y muy superior al porcentaje de plantas, mamíferos o aves amenazadas del país”, indicó el biólogo Ron. Además resaltó que estos animales tienen una importante función como indicadores de la salud de los ecosistemas.

Su sensibilidad a cambios ambientales y a la contaminación hace que sean los primeros en desaparecer de un lugar afectado, ya sea por el cambio climático o la destrucción de ese hábitat. Además, este tipo de animales son agentes de control biológico de insectos.

Y sirven de alimento a una gran variedad de depredadores, como las serpientes y aves.

De acuerdo con un informe de la UICN, publicado en el 2013, los anfibios son el grupo de animales que mayor amenaza sufren.

Esto se da por la contaminación de los ríos, la destrucción de su hábitat, la introducción de especies invasoras, la caza y el comercio ilegal. Según el documento, más del 30% de todas las especies de ese grupo figuran en la Lista Roja de Especies amenazadas a escala global.

Por ello, Almendáriz habla de la importancia de proteger la zona en la que fue encontrada la nueva rana. La investigadora agrega que ha escuchado el canto de la especie en otras localidades de la Cordillera del Cóndor, particularmente en el sector del Refugio de Vida Silvestre El Zarza. 

Desde el 2005, después de la Cumbre Mundial para la Conservación de Anfibios, la Universidad Católica del Ecuador trabaja en un proyecto de conservación de estos animales en peligro. Las principales amenazas para estas especies son el cambio climático y la destrucción de su hábitat.

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