Imagen referencial. Este miércoles 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Foto: EFE
“Nos cansamos de ver cómo les arrebatan los sueños a las niñas que están a nuestro lado, como ni siquiera podemos decidir sobre nuestro cuerpo. Vamos a ser las niñas que queremos ser, vamos a estudiar porque es nuestro derecho. Y no, no nos vamos a callar, porque nacimos gritando, porque nos cansamos de que crean que es normal que una niña cuide a otro niño”.
Lo dijo Claudia, adolescente de Sucumbíos que integra el Consejo Consultivo de Niñez y Adolescencia. Sus palabras fueron parte de una exposición virtual que realizó ayer, martes 24 de noviembre del 2020, sobre las reformas legales en favor de niñas y adolescentes.
“Lo único que nos mueve son las ganas de querer un cambio”, dijo la joven. “Y así tener un mundo mejor. El empoderamiento femenino es lo que nos permite levantar nuestras voces y, sobre todo en este momento, es importante tener sororidad, pues es la cualidad que nos va a permitir protegernos unas a las otras porque qué sería de nosotras, sin nosotras”.
Actualmente, recordó Claudia, el Código de la Niñez y Adolescencia está en proceso de reforma. Varias organizaciones, comentó, reclaman que no existe un acuerdo conceptual y estratégico en la comisión ocasional de la Asamblea Nacional.
También enfatizó en que la propuesta legislativa denominada Código Orgánico de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Copina) “debe estar de acuerdo con nuestros intereses. Por ello nuestra participación es trascendental. Exigimos la difusión del mismo”.
En nombre de las niñas ecuatorianas, Claudia manifestó que piden espacios de participación, en las zonas rurales, comunidades indígenas, afroecuatorianas, montuvias. También para comunidades Lgbti, personas con discapacidad, etc.
“Para lograrlo queremos ser informadas sobre la implementación por parte del Estado ecuatoriano de las observaciones y recomendaciones en el ámbito legislativo dadas por el comité de la Cedaw y otros mecanismos de derechos humanos”.
Las niñas también piden que el Consejo Nacional para la Igualdad Intergeneracional sirva de canal entre el movimiento de las niñas y la Asamblea Nacional para, así, tener acceso directo a la comisión especializada. “Queremos dar nuestra opinión sobre el articulado que se está redactando, porque las niñas queremos cambiar el cuento, las niñas vamos a ser niñas”
Este fue uno de los 10 temas que hacen parte del Informe Sombra, sobre las realidades y demandas de las niñas y adolescentes, con el objetivo de brindar insumos para el monitoreo del cumplimiento de su derecho a vivir una vida libre de violencia y discriminación.
El informe fue entregado en octubre al Comité de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw, por sus siglas en inglés). En su elaboración participaron niñas, adolescentes y jóvenes que son parte de la coalición Desde Nuestras Voces, además de representantes de organizaciones de la sociedad civil.
La coalición se conformó con el fin de evidenciar los avances y desafíos en cuanto a los compromisos adquiridos, en el marco de la Convención, para que las niñas y mujeres jóvenes vivan de manera digna y libre de violencia y discriminación.
Otro de los temas que constan en el informe es el embarazo en niñas y adolescentes y las uniones precoces. Gabriela, de 13 años, señaló que por cada 1 000 adolescentes, 111 se encuentran cursando un embarazo y varios, seguramente, como resultado de uniones tempranas forzadas.
“Nos afecta que el presupuesto, en el 2020, para la prevención de embarazos de niñas y adolescentes fue reducido en un 100%, incluso la relatora especial de Naciones Unidas sobre Violencia contra la Mujer expresó su preocupación”, dijo la niña, integrante del Consejo Consultivo de Adolescentes de Puerto Quito.
“Cuando nos enfrentamos a un embarazo como consecuencia de una violación nos violentan nuevamente al obligarnos a continuar con un embarazo no deseado y por tanto a ser niñas madres, afectando a nuestra salud y nuestras vidas”
Por esto, la niña señaló que recomiendan ante el comité de la Cedaw que personal de salud se capacite sobre sus derechos sexuales y reproductivos. “Que nunca más en un hospital se vuelva a tratar a una niña o adolescente embarazada como señora, porque seguimos siendo niñas que necesitamos atención prioritaria”
A través del informe las niñas también piden que se organicen campañas sobre educación sexual. “Necesitamos romper el silencio cuando vivimos violencia”.
“Que ya no nos persigan ni lleven a la cárcel a las mujeres que deciden abortar. Las leyes deben protegernos. No más niñas madres, sí más niñas, adolescentes y jóvenes mujeres respetadas y protegidas”.
Este miércoles 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Rossana Viteri, de Plan Internacional Ecuador, enfatizó en la importancia de que este informe haya sido elaborado en el país por sus propias niñas y adolescentes. Y recordó que la violencia tiene un costo del 4,28% del PIB para el país, según una investigación patrocinada por la Cooperación Alemana. “Eso significa alrededor de USD 4 600 millones. Si no hubiera violencia podríamos usar ese dinero en la educación de las niñas”.
Una de las problemáticas más perjudiciales y también una de las más invisibilizadas es la violencia sexual en contra de niñas y adolescentes en instituciones educativas, dijo Ammy, lojana de 17 años que integra el movimiento Por Ser Niña. Esto, señaló, condena a muchas niñas a la amargura y a la tristeza de por vida.
“Cuando asistíamos a clases presenciales se daban forzamientos, violaciones, pornografía y actualmente el ciberacoso no cesa. Tienen la misma finalidad de dañar nuestro derecho a la integridad, a la intimidad, a la privacidad, pero por sobre todo vulnera nuestros derechos a no estar expuestas a malos tratos, a violencia, a abuso y a explotación”.
Muchas niñas y adolescentes, dijo Ammy, temen ser expuestas y que no haya una respuesta de justicia adecuada. “Por eso exigimos una justicia especializada, capacitada y sensiblizada para atender las denuncias de violencia de género, específicamente las de violencia sexual. Además se debe garantizar la protección de las sobrevivientes y medidas de reparación de la integridad, no solo para ellas sino también para sus familias”.
“Basta ya de juzgarnos, basta ya de revictimizarnos. Basta de que el Estado haga caso omiso a las problemáticas que nos afectan a las niñas y adolescentes. Que el acoso y la violencia no vuelvan a ocurrir en las escuelas”.