En las instalaciones del Municipio de Esmeraldas se imparten las jornadas vacacionales a niños y niñas. Foto: Marcel Bonilla/EL COMERCIO
Los niños cuentan cada paso para no perder el ritmo de la danza ancestral que se une al compás del sonido emitido por la marimba y el bombo.
La música y el baile se practican en seis salones del Consejo Provincial de Esmeraldas, que se han convertido en salas de ensayo de lunes a viernes, para mantener la cultura del pueblo afro.
Son 120 niños que aprenden los primeros movimientos bajo la dirección del profesor de danza ancestral Elvis Valencia, integrante de la agrupación África Negra.
“Esta es una gran experiencia con ellos”, dice el instructor. Los alumnos aprenden ritmos tradicionales como el Andarele y Caderona, que son propios de la cultura negra, pero también Agua Larga, que es un ritmo de la cultura Chachi, que están en el norte de la provincia de Esmeraldas.
Los alumnos son niños de las escuelas de la ciudad que aprovechan las vacaciones para instruirse en este género.
Juliana Corozo y Patricia Ayoví, de dos 8 años, son dos de alumnas que participan en los ensayos de canto y danza. Sus padres son de la parroquia Carondelet del cantón San Lorenzo, en el norte de la provincia. A ambas les enseñan a conservar su cultura afroesmeraldeña. “Nuestro deseo es poder ser parte de uno de los grupos de danza de la provincia”, dice Juliana.
Según Dicson Sosa, de la Unidad de Desarrollo Social y Cultural, alaño suman unos 200 alumnos en los cursos. Los de danza y canto son los de mayor demanda.